Tony Judt, historiador y profesor inglés, considerado el gran historiador del siglo XX y uno de los más destacados intelectuales contemporáneos, dijo en uno de sus importantes escritos: “La desigualdad corrompe a las sociedades desde dentro. Con el tiempo aumenta la competencia por el estatus y los bienes, las personas tienen un creciente sentido de superioridad (o de inferioridad) basado en sus posesiones, se consolidan los prejuicios hacia los que están más abajo en la escala social, la delincuencia aumenta y las patologías debidas a las desventajas sociales se hacen cada vez más marcadas”.
Y qué razón tuvo Judt, pues la desigualdad económica aumenta los problemas y esto le está sucediendo a Costa Rica lamentablemente, donde la brecha entre los ricos y los pobres se acrecienta a grandes pasos, donde las diferencias son cada vez más notorias porque también hay mucho desempleo, desigualdad de género, discriminación sexual, racial y religiosa.
Un reportaje publicado por la BBC Mundo hace apenas seis días menciona que nuestro país ocupa el noveno de 10 lugares en desigualdad, es decir, estamos en el “top ten” de la disparidad y la diferencia de clases.
Destaca textualmente lo siguiente: “Aunque también ha sido objeto de algunas críticas, la manera más común de medir la desigualdad en el mundo es el Coeficiente de Gini, una medición que va entre 0 y 1, en donde 0 es equivalente a la completa igualdad. Los países más desiguales del mundo, según las cifras del Banco Mundial, son Sudáfrica, Haití y Honduras. Luego siguen Colombia, Brasil, Panamá, Chile y Ruanda, Costa Rica y México”
Indica el documento que los economistas del Banco Mundial “señalan que al mismo tiempo Latinoamérica ha sido la región más exitosa en acortar la brecha entre ricos y pobres en los últimos años”. Un dato que podría alimentar la idea de que en el futuro la tendencia apuntará hacia una distribución algo menos desigual de los ingresos en la región, pero que siempre está sujeta a los cambios sociopolíticos y económicos.
Con estos datos no podemos dejar de pensar que dicha situación es real, y las estadísticas nacionales demuestran con certeza lo desigual que es nuestra sociedad y con ello la forma en que dejamos de ser la “Suiza centroamericana”.
Veamos estadísticas que muestran lo publicado por BBC, la Encuesta Continua de Empleo 1 Trimestre del 2018 destaca que a nivel nacional, la tasa de desempleo pasó de 9,1 % a 10,3 % entre el primer trimestre de 2017 y 2018. Este aumento se debe a un mayor desempleo femenino que llegó al 13,1 %, aumentó de forma significativa 1,8 pp. interanualmente, mientras que, para la población masculina, la tasa fue de 8,6 %, sin variación estadística interanual.
Otro dato revelador es el subempleo, el porcentaje de personas ocupadas en subempleo se estimó en 7,2 %, la tasa de subempleo femenina aumentó 1,7% con respecto al mismo período del año anterior, siendo de 10,7 %. Para los hombres se estimó la tasa en 5,2 %, sin cambio significativo.
La desigualdad también es evidente cuando de trabajo infantil se trata, en 2016, el Ministerio de Educación Pública (MEP) registró que 405 niños de entre 7 y 12 años trabajaban al tiempo que estudiaban; 41 de estos menores no volvieron al centro educativo por tener que laborar. Otros 21 niños que asistían a clases preescolar, menores de 7 años, trabajaban después de presentarse a clases, 14 de ellos fueron posteriormente retirados por sus padres del sistema educativo.
Para el 2017, que son las cifras más actualizadas, 1.642 adolescentes de entre 12 y 15 años estudiaban y trabajaban, 89 de esa edad no lograron terminar el colegio por cumplir con sus obligaciones laborales. De la población de entre 15 y 18 años del MEP, se encontraban trabajando 4.733 jóvenes.
Para verdades los estudios y análisis internacionales también, el Reporte Global de Equidad de Género del Foro Económico Mundial revela que la brecha de género sigue afectando la competitividad del país, del 2016 a 2017, Costa Rica cayó nueve lugares, por un deterioro en el acceso a los puestos de trabajo por parte de las mujeres, a pesar de que su matrícula educativa es similar a la de los hombres. Ellas además ganan menos.
El estudio evidencia que las mujeres dedican 35 horas y 49 minutos a labores domésticas, mientras los hombres invierten tan solo 13 horas y 42 minutos en las mismas tareas. En el empleo remunerado, los números se invierten, porque los hombres trabajan 49 horas y las mujeres solo 35.
El ingreso estimado por el estudio para las mujeres es de $10.970 y de $18.860 para los hombres.
El índice de pobreza se ha mantenido durante 24 años, mientras el de pobreza extrema se ubica en 6% de la población. La Defensoría de Habitantes indicó que este estancamiento había propiciado un notable margen de desigualdad social, lo mismo que señala BBC Mundo.
Según datos de la Encuesta Nacional de Hogares, para el año anterior 1.092.403 de personas vivían en condición de pobreza, 306.510 de manera extrema, 305.231 hogares estaban en condición de pobreza, y 86.663 de manera extrema. En puntos porcentuales esto representa un 20,0% de pobreza total y un 5,7% de pobreza extrema.
De acuerdo con el Banco Mundial, los factores que afectan en el crecimiento de la desigualdad y la pobreza son: la desorganización de las instituciones encargadas de proveer asistencia social a las personas pobres. El carácter regresivo del gasto social en ámbitos como salud y seguridad social y la baja ejecución presupuestaria, todas situaciones que enfrenta el país.
Debemos sí o sí, viendo estos datos tan poco alentadores, tomar decisiones, Costa Rica no puede seguir en la lista de los 10 más desiguales, hay que analizar las políticas públicas y su efectividad.