Si se encuentran un banquero a favor de poner límites o regular las tasas de usura estarían casi ante un milagro. Ya la gran mayoría de bancos no son para nada lo que fueron al principio, empresas donde uno podía ahorrar y pensaba que el banco le guardaba el dinero.
Desde hace mucho tiempo se dieron los cambios en forma gradual. Hoy los bancos comerciales, gracias a las tasas de usura, no son sino “máquinas” de hacer dinero, 24 horas al día, 365 días al año. Mientras un paisano deposita su dinero para ahorrar, casi al instante ese dinero sale por otra ventanilla.
Las noticias recientes nos confirman que en Costa Rica los bancos comerciales han venido jineteando tanto el dinero que algunos vislumbran una crisis de efectivo. Dos editoriales recientes de un medio escrito manifiestan su preocupación por el posible colapso del sistema financiero nacional si el señor Presidente gasta mucho dinero en ayudar a combatir la pandemia y en subvencionar a los que han quedado desempleados por las medidas tomadas.
Le piden al señor Presidente que tome en cuenta los intereses de los inversores del sistema financiero. ¿Qué más quieren? Cuando se dio la amnistía a las empresas evasoras los bancos se beneficiaron. Cuando se pedían los eurobonos, dizque para pagar deuda cara con deuda barata y para no competir por fondos con los bancos nacionales y comerciales, y dejarlos tener más dinero para colocar préstamos y tarjetas de crédito.
Luego fue la “ayudita” con los “préstamos de rescate”, mediante los cuales la banca nacional les aportó dinero a los bancos privados. Qué más ayuda quieren si hasta el presidente del Banco Central ha venido bajando la tasa política monetaria y junto con el señor de la Sugef defiende las tasas de usura.
Mientras estos difieren con los diputados en cuanto a que cuánto bajar las tasas de interés, el señor Presidente recomienda tasas que estén en “el medio” de las propuestas por ambos bandos, a fin de no perjudicar la bancarización.
Durante las últimas semanas, tras que ya sufríamos una recesión económica, nos ataca la pandemia y recrudece el desempleo, muchos bancos pretenden continuar con sus operaciones, como si nada, mostrando que el lucro es lo primero para ellos.
De modo que en sus propuestas de “arreglos de pago” no solo no pierden, sino que a la larga terminarán ganando más de lo pactado: sumando las cuotas que sus clientes no paguen ahora al principal y cobrando luego intereses sobre un monto mayor. De esta manera, según ellos, capearán la crisis y caerán como un gato sobre las cuatro patas.
La otra opción que les están dando a los clientes consiste en alargar los plazos para reducir el monto de las cuotas mensuales, con lo cual ellos también ganan más de lo planeado originalmente. Se han colocado tantos préstamos y tarjetas de crédito a nivel nacional que prácticamente tenemos a miles y miles de costarricenses trabajando en parte para sostener a sus familias y en parte para sostener las ganancias de los bancos.
De modo que alguien podría decir que, gracias a las tasas de usura y las tarjetas de crédito, los bancos tienen empleados en planilla propia y miles de “empleados” indirectos.
La educación financiera no tiene que ver con aprender a vivir con la deuda y depender de ella, sino en que sepamos cuáles son las deudas malas, las deudas tóxicas y las que realmente nos benefician como personas o si tenemos una empresa.
Ahora que el señor Presidente ha convocado el proyecto para regular las tasas de usura, y que este sea analizado y aprobado por la Asamblea Legislativa, recomiendo con todo respeto que los señores diputados tomen en consideración uno de los aspectos -no es el único- que ayudan a definir cuando estamos ante tasas de interés usureras: deben compararse las tasas de interés que los bancos cobran por sus préstamos y tarjetas de crédito con los ridículos montos de las tasas de interés que nos pagan cuando vamos a depositar nuestros ahorros en ellos.
La diferencia es tan elocuente y contundente que desmotiva por completo el deseo de ahorrar. Esto nos explica en parte por qué los bancos han reducido tanto sus reservas de efectivo y por qué el “dinero fiat” o digital, sin respaldo, ha aumentado tanto.
Comprendo que los bancos pueden tener un rol importante en la economía nacional y mundial, pero cuando el lucro es la prioridad llega el tiempo en que la explotación del hombre por el hombre debe cesar.
Hoy Costa Rica tiene una gran deuda pública y la deuda es un gran negocio. Señores diputados, no dejemos que por proteger al sistema financiero nacional los costarricenses sigamos sufriendo el despojo y el yugo de las altas tasas de usura.
*Profesional en Ciencias Económicas