En la actualidad, se atraviesan distintas crisis que llenan de angustia a las familias, pues tanto el desempleo como la falta de oportunidades impiden que muchas personas alcancen sus expectativas económicas y de estilo de vida. Pero en estos momentos, cuando no queda más que hacer lo que esté a nuestro alcance, no falta quien simplemente no parece dispuesto/a a “buscar vida”, de modo que solo pone excusas con el fin de mantenerse pegado/a a papá y mamá para que le resuelvan todo. DIARIO EXTRA recopiló información con Jennifer Fonseca Madrigal, licenciada en psicología, por si usted siente que su hijo/a puede ser uno de esos llamados ninis y quiere ponerlo/a en cintura.
En primer lugar, la especialista aclaró a El Periódico de Más Venta en Costa Rica que existen muchos motivos por los cuales algunos jóvenes no están estudiando ni trabajando, pero adujo que se podrían dividir en dos grupos. En uno estarían “los chicos a los que sus padres solo podían darles el colegio y debían trabajar para seguir estudiando y por el desempleo se les ha complicado continuar”, de modo que quedaron excluidos.
Sin embargo, también existen los que “tienen la posibilidad de estudiar o trabajar, pero no cuentan con ese deseo ni la intención de buscar, porque su comodidad está centrada en no realizar ninguna de las dos funciones y desde su casa tampoco se le está presentando esa necesidad. Todo se les está brindando para tener la comodidad de no ocupar ni trabajar ni estudiar, entonces tendríamos que partir de: ¿esta situación se da porque yo lo estoy buscando o porque el contexto no me ha permitido?”, externó.
LOS NINIS
Adujo que, en estratos sociales elevados, se hizo costumbre el tomarse años sabáticos, “Entonces digo que voy a salir del cole y me voy a dar un año sabático. Bueno, todo bien, si yo quiero descansar porque para mí fue muy fuerte o porque quiero hacer otras cosas que nunca he hecho, pero a partir de tal momento ese año sabático tiene que terminar y no me va a impedir a mí desempeñarme en lo que deseo”.
Y amplió: “Si una persona tiene la posibilidad económica, puede decir: ‘voy a darme un año sabático y no voy a estudiar ni trabajar, voy a dedicarme a viajar’. Pues todo bien, pero si eso no tiene fecha límite, si usted quiere estudiar una carrera como medicina, pues hay una complicación porque tampoco tengo conciencia de lo que esto me pueda afectar para lo que quiero a futuro, posiblemente no tengo ni siquiera un futuro visto”.
“Entonces qué va a pasar si un día me doy cuenta de que no me tomé uno sino siete años sabáticos, y a los 27 años estoy empezando a ver qué quiero estudiar o en qué voy a trabajar. Cómo se ve esto para mi desarrollo profesional, si quiero ser médico y a los 27 años voy a empezar apenas”, cuestionó. Para ello, deja claro que se debe buscar que lo que se quiere y lo que se hace para alcanzarlo se encuentren en sintonía para aumentar las posibilidades de éxito.
Y enfatizó: “si no tenemos un objetivo claro, qué va a ser de nosotros. Si ahora tengo 21 años, mis papás me dan todo lo que necesito, me resuelven, ¿qué va a pasar cuando ellos no estén? Y cuando sea un adulto, si encuentro una pareja y quiero formar un hogar, ¿qué va a ser de mí porque nunca he sabido lo que es trabajar, lo que es estudiar? No tengo una visión. Ese tipo de preguntas son las que deberíamos invitar a los jóvenes a realizarse. De acuerdo, ahorita estás muy cómodo, pero ¿cómo esta comodidad te puede afectar en el futuro? ¿Cómo te va a molestar? Porque puede ser una piedrita en el zapato o todo un muro que te puede estorbar en el futuro el sentirte tan cómodo en tu vida”.
LOS QUE QUIEREN OCUPARSE
En este caso, la profesional les recomienda que se cuestionen lo siguiente: “¿Qué estoy haciendo yo? ¿Cuál es mi objetivo actualmente? No tengo trabajo porque lo perdí por la pandemia o porque no me han contratado, ¿qué estoy haciendo? ¿Estoy buscando por todo lado? ¿Estoy buscando una opción para crecer, para hacerme más atractivo/a para el mercado? Posiblemente no tenga dinero para poder pagarme la universidad y mejorar mi currículum, pero ¿qué tal si busco opciones donde me puedan capacitar de forma gratuita?”.
Y subrayó: “Puedo tocar las puertas en las universidades públicas, cursos por internet, me especializo en algo que yo sé que me va a servir si en algún momento trabajo en lo que yo me quiero desarrollar o hacia donde me estoy proyectando. Si yo quiero trabajar en una empresa y ahí posiblemente me van a decir que si manejo Office, puedo ver videos en YouTube para aprender. Buscar conocimiento sobre la terminología de la empresa a la que aspiro. Ese tipo de cosas que ahora no las sé las puedo encontrar de forma más económica y accesible para mí de cómo capacitarme, porque está complicado el mercado laboral. Identificar en qué puedo mejorar para encontrar la oportunidad que ando buscando”.
¿Y LOS PAPÁS?
Fonseca señala que los padres deben valorar qué edad tiene su hijo/a y las responsabilidades que carga para saber si son acordes o hay desequilibrio.
“Los papás pueden apoyar a los hijos mientras estudian, si un muchacho tiene 21 años y el salario que gana lo usa para estudiar está bien. Puede apoyar mientras tanto, conforme aumente el salario se ve otro acompañamiento. Pero qué tal si hablamos de una persona ya de unos 30 y resto de años, que el salario que se gana se lo gasta completo en sus cosas, pues las responsabilidades deberían de ser diferentes, yo le debería exigir. Yo como papá me podría preguntar: ¿mi hijo con la edad que tiene asume las responsabilidades que le corresponden? Si la respuesta es no, estamos propiciando que este adulto no se responsabilice de sus gastos, su alimentación, del lugar donde está viviendo, y es importante que esto se inculque desde la infancia”.
Asimismo, la profesional deja claro que quien no está trabajando ni estudiando, por lo que no puede aportar económicamente, tiene la posibilidad de ayudar con la limpieza y encargarse de diversas labores domésticas como lavar o aplanchar. Siempre hay tareas en la casa que requieren quien las desempeñe.
“Socialmente se debe trabajar mucho en que no todas las responsabilidades de la casa son económicas. Aun cuando aporte de forma económica también puedo aportar en quehaceres, en las tareas que hay que desarrollar para el bienestar de todos, porque es parte de mi responsabilidad. Si el día de mañana me quiero ir a vivir solo alguien tiene que cocinar, lavar, aplanchar, limpiar. Debo hacerlo yo o pagarle a alguien para que lo haga, pero bueno, es parte de lo que yo también como adulto debo preocuparme que se dé aun cuando esté viviendo en la casa de mis papás”, aseveró.
Sobre qué hacer si siento que mi hijo/a está aprovechándose de mí, la profesional indicó: “Cuando ya me doy cuenta de que la relación no es la más apropiada, debo ver qué estoy haciendo para que esté así. Si veo que mi hijo/a no estudia ni trabaja y yo todo se lo doy, qué cosas puedo cambiar yo o empezar a quitar yo, porque fomentan esa actitud. Hay que buscar el modo de acercarse a la persona y conversar, es más complejo con un adulto porque esa es la manera en que aprendió a hacer las cosas. Hay que poner límites y hablar de forma madura. Se debe tomar en cuenta que esto puede ser un shock, pues quien siempre vivió de esa forma se extrañará del cambio”.
“A mí me llama mucho la atención cuando los papás dicen una frase: ‘quiero darle a mi hijo lo que a mí no me dieron’. Y todo bien si se trata de cariño, oportunidades, atención, tranquilidad, responsabilidades, confianza, pero cuando se refieren a ser superpermisivo o llenarlo/a de cosas materiales, se traslada a lo económico y no a lo que necesita realmente esa persona a la que se está formando”, finalizó.
¿CÓMO VACUNARSE DE NINIS?
A los hijos hay que brindarles responsabilidades de forma gradual, se les tiene que ir poniendo límites y creando hábitos según la edad del menor. Por ejemplo, los menores desde niños deben saber que estudiar es su responsabilidad, de modo que siempre tienen que concentrarse en eso. Aparte, conforme vayan creciendo, pueden asumir nuevas responsabilidades, como tender su cama, ayudar en la limpieza de la casa, lavar platos, etc. El menor debe asumir como suyas las tareas que estén dentro de sus capacidades.
Fuente: Jennifer Fonseca, psicóloga.