En Costa Rica, las pequeñas y medianas empresas (pymes) representan el motor principal de la economía, generando empleo y dinamismo en múltiples sectores. Sin embargo, uno de los mayores retos que enfrentan es la implementación de un control interno eficiente que asegure su sostenibilidad y crecimiento a largo plazo.
El control interno, frecuentemente asociado a grandes corporaciones, es igualmente vital para las pymes. Su correcta aplicación no solo previene fraudes y errores contables, sino que también garantiza una mejor toma de decisiones.
Las empresas con controles internos robustos logran maximizar sus recursos, evitar pérdidas innecesarias y estar mejor preparadas para cumplir con las regulaciones tributarias, como el IVA y los cambios en la normativa fiscal.
Una herramienta fundamental para las pymes es la implementación de procesos documentados y sistemas de control accesibles, que se encuentran disponibles en el mercado, así como otros sistemas integrados. Además, fomentar una cultura organizacional orientada a la transparencia y al cumplimiento normativo es esencial para generar confianza entre clientes, proveedores y colaboradores.
Es importante entender que el control interno no es un gasto, sino una inversión. Un ejemplo claro lo vemos en las empresas que, durante la pandemia, lograron sostenerse gracias a la solidez de sus procesos internos, facilitando la adaptación a nuevas realidades.
Los profesionales de la contaduría pública debemos liderar y promover estas prácticas. La transparencia y eficiencia no solo benefician a las empresas individualmente, sino que impulsan un sector económico más fuerte y confiable.
Las pymes son el presente y el futuro de nuestra economía. Asegurarnos de que estas cuenten con controles internos adecuados no es solo un servicio profesional, es un compromiso con el desarrollo del país.