La expresión “costo de la vida” se emplea en el lenguaje popular para aludir al valor monetario del conjunto de artículos de consumo y servicios que entran en el presupuesto habitual de una familia.
Está claro que los resultados de la pandemia, la inflación y los distintos conflictos a nivel global y local han desembocado en un incremento en el costo de vida para millones de costarricenses que ven con pesimismo los presagios económicos del año 2023.
Si bien son varios los productos y servicios que han subido de precio, el alza más sensible sigue siendo la de los alimentos, razón por la cual, el gobierno firmó un decreto que ampliará la lista de productos que son parte de la canasta básica nacional, a partir del mes de febrero de 2023.
A pesar de las medidas de asistencia social compensatorias, la inflación está contrarrestando los efectos del crecimiento económico y poniendo bajo presión el poder adquisitivo de los grupos de menores ingresos, lo que supone que la pobreza aumente modestamente al 14,2% en 2023 y disminuya al 13,8% en el 2024.
En cuanto al crecimiento según el Banco Mundial, se espera que el crecimiento sea del 2,9 por ciento en 2023, en donde se observa una disminución del 3.3 del año 2022, reflejando el desafiante entorno externo, que debería recuperarse alrededor de 3,2% en 2024 respaldado por los dinámicos sectores exportadores de Costa Rica.
Cabe destacar, de acuerdo al Banco Mundial, que una economía pequeña y abierta, como la de Costa Rica, es altamente vulnerable a los choques externos, incluidas las presiones inflacionarias globales y condiciones financieras más estrictas. Todo esto aumenta los costos de los alimentos y la energía y agrega presiones financieras; con lo cual se genera mayor incertidumbre en las perspectivas económicas tanto a nivel macro como familiar.
También indica el BM que espera que la consolidación fiscal continúe durante el período de pronóstico, anclada en la regla fiscal y el programa respaldado por el FMI. Las reformas adicionales anunciadas, como la reducción de los gastos tributarios y una menor fragmentación de los programas sociales, son fundamentales para reforzar la consolidación fiscal y crear amortiguadores contra los impactos mientras se protege a los pobres.
Estas previsiones del Banco Mundial están vinculadas a frágiles condiciones, como una inflación más alta, mayores aumentos en la tasa de interés o las crecientes tensiones geopolíticas, que podrían empujar a la economía mundial a una recesión.
Estos desafíos afectan los pilares básicos del modelo de desarrollo costarricense: inclusión, crecimiento y sostenibilidad. Hay que reconocer que el gobierno se ha esforzado por abordar estos problemas y está comprometido con una sociedad inclusiva que garantice el bienestar de su gente, respaldada por instituciones públicas transparentes y responsables.
Por último, se espera que la fuerte desaceleración del crecimiento sea generalizada, con pronósticos revisados a la baja en 2023 para el 95% de las economías avanzadas y casi el 70% de las economías de mercados emergentes y en desarrollo.
*Director Ejecutivo Asociación Salvemos El Río Pacuare