Se ha escrito mucho sobre la corrupción y hay quienes han hecho de ella su caballo de batalla para mantenerse entronizados en el confort que da el poder, así como para atraer y comprar votantes en tiempos de campañas electorales como la que vive actualmente nuestra empobrecida Costa Rica.
Dondequiera que miremos hay corrupción y corruptores, no se escapan actores de la sociedad costarricense que por acción u omisión estén o hayan estado ligados a hechos escandalosos que afectan la colectividad.
En un artículo anterior publicado en la sección Opinión de este prestigioso medio de comunicación que es DIARIO EXTRA (16-07-2012), disertaba sobre el tema: “Los enemigos de la patria”; hoy nuevamente señalamos que los corruptos siguen siendo los adversarios más perversos que atentan contra el bien común en toda sociedad.
Solo basta con hacer una lista de hechos desvergonzados ocurridos en los últimos tiempos, tales como los ocasionados con motivo de la construcción de la Ruta 1856; las nefastas consecuencias que se causaría con la ejecución de la obra por concesión que pretendía reconstruir la carretera San José-San Ramón; el contrato relacionado con la modernización de la refinería de Recope, el cuestionado contrato con la República de China para ampliar la ruta a Limón, hechos relacionados con la penetración del narcotráfico en el Poder Judicial, así como el más reciente hecho de espionaje que ha sufrido un periodista del DIARIO EXTRA por ejercer el derecho fundamental de la libertad de prensa y expresión.
Los actos mencionados anteriormente y muchos más que se podrían agregar se ven favorecidos al poderío que otorga la práctica de la corrupción. Oportuno resulta recordar la célebre expresión del historiador británico católico John Emerich Edward Dalkerg, conocido como Lord Acton, cuando en 1887 escribió en su redacción original la frase: “Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely”.
Traducido al español sería: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente” (tomado de Wikipedia, la enciclopedia libre).
Los que creemos en Dios padre todopoderoso, que creemos en la justicia social, en la solidaridad y en el amor al prójimo, siempre estaremos convencidos de que el bien jamás será vencido por el mal; aun cuando se tenga que pasar por tortuosos caminos de discriminación, humillaciones, calumnias, difamaciones, despidos laborales o de las llamadas reestructuraciones o reorganizaciones que impulsan burócratas insensatos que actúan contrario a los principios de la sana administración pública.
Por ninguna razón se debe temer a las consecuencias que devienen cuando se defienden causas nobles que lesionan los derechos individuales y colectivos de todo ciudadano.
El ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios, motivo por el cual toda mujer y hombre tiene la fuerza e hidalguía para no amedrentarse ante quienes con sus actos ilícitos lesionan sus derechos y provocan desigualdades sociales.
“No tengan miedo”, nos recordaba frecuentemente el beato Juan Pablo II, en una clara alusión de que a pesar de las vicisitudes que se presentan en la vida, la razón y la justicia siempre prevalecerán al final; hagamos de este llamado una consigna, una proclama para no claudicar ante los embates de la corrupción y los corruptos.
Cuando usted, querido lector, experimente que ha actuado correctamente denunciando abusos de un funcionario público que le está dificultando un trámite o le está insinuando la entrega de una dádiva, no tenga miedo a las consecuencias, pues con su actitud está fortaleciendo sus derechos de ciudadano y erradicando la corrupción en la función pública.
Cuando reciba amenazas por haber denunciado en su barrio el consumo o tráfico de estupefacientes, no tenga miedo en llamar a los teléfonos confidenciales de la policía, pues con su actitud está salvando que más niños, jóvenes y la sociedad en general se mueran a consecuencia del consumo de drogas.
Cuando le ofrezcan un negocio ilícito a cambio de obtener grandes ganancias, absténgase de caer en la tentación porque su prestigio, su futuro y su familia estarían en grave peligro; no dude en denunciar el hecho ante las autoridades porque con ello contribuye a frenar el crimen organizado.
Cuando haya sido víctima del tráfico de influencias en la función pública, dispóngase a denunciar a los corruptos, no tema porque el no hacerlo fortalece y legitima las prácticas corruptas.
Cuando tenga conocimiento de maltratos de personas, violencia doméstica, abusos sexuales o de cualquier otra índole, ayude a las víctimas aconsejándolas u acompañándolas a interponer la respectiva denuncia.
Su apoyo es importante para combatir y erradicar la comisión de estos hechos que tanto daño causan a la dignidad humana.
Cuando usted, estimado ciudadano, tome conciencia de que el bienestar de la sociedad no solo es responsabilidad del Estado costarricense a través de su estructura social, sino que usted también es responsable por sus actos, tendremos una nación más justa y equitativa en los campos social, económico y político.
Estas reflexiones tienen por objetivo alentar a la ciudadanía a no callar ni tolerar injusticias que vayan en contra del bienestar de la familia y de la sociedad en general.
*Criminólogo