A pesar de que lo huracanes son ocasionales en Costa Rica, hay que tomar en cuenta que es uno de los fenómenos meteorológicos que más daños provoca a su paso. Pueden llegar a medir entre 8 y 10 kilómetros de alto, así como unos 500 kilómetros de ancho y alcanzar vientos sostenidos de más de 200 km/h.
Durante este 2024 se prevé una temporada bastante intensa para el país, debido a la entrada del fenómeno de La Niña a partir de julio.
DIARIO EXTRA conversó con Luis Alvarado, meteorólogo del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), quien explicó a detalle el tema y cuáles son los pronósticos para este año.
¿CÓMO SE FORMAN?
Para que un huracán se forme deben darse una serie de factores, como que las aguas del océano superen los 27ºC, pues a partir de esta temperatura se produce una evaporación significativa y un aporte de humedad al sistema tormentoso que hace que llegue a tener una constitución sólida, lo que acaba creando uno de estos fenómenos.
Por debajo de este valor los huracanes no se formarán o se debilitarán rápidamente una vez se muevan en aguas por debajo de este parámetro.
Además, el área debe tener abundante humedad hasta una altura de 5.000 metros desde la superficie, velocidades bajas menores a 37km/h y poco cambio en la dirección del viento a través de la troposfera, desde la superficie hasta la parte más alta de ella.
En Costa Rica los huracanes se originan en la Cuenca del Atlántico, en particular sobre el mar Caribe, y afectan generalmente la vertiente del Pacífico (provincias de Guanacaste, Puntarenas y San José).
Este fenómeno produce dos tipos de efectos desde el punto de vista técnico: el directo es cuando una región específica es afectada por vientos, lluvia y marejada generados por el huracán y el indirecto que incluye únicamente uno o dos de las anteriores manifestaciones.
“Tenemos huracanes que nacen ahí en el Pacífico, pero por lo general esos no se devuelven, sino que se alejan más bien. Entonces los de mayor riesgo para nosotros son los que nacen en el mar Caribe y en el Atlántico y este año va a ser muy favorable”, explicó Alvarado.
APROXIMACIONES 2024
De acuerdo con el experto, ya se realizaron algunas predicciones de la cantidad de huracanes que pueden formarse, no obstante, asegura que aún no pueden determinar cuántos van a llegar a tocar tierra debido a que esto solo se puede anticipar una semana antes.
Sin embargo, según Alvarado, los antecedentes que presenta el país este 2024 podrían ser muy parecidos a los de 2022. “Vamos a ver, por los antecedentes que hemos observado en otros años, que este 2024 se va a parecer mucho a 2022.
Por estos dos hechos, primero porque vamos a estar bajo los efectos de La Niña y en 2022 también estuvimos bajo esos efectos. También por las temperaturas del mar, precisamente ahí en el mar Caribe, que van a estar más calientes de lo normal, entonces cuando las temperaturas están más calientes, pues nacen más huracanes”, detalló el meteorólogo.
LA NIÑA
Conforme enfatiza Alvarado, la mayor amenaza ocurre cuando entra el fenómeno de La Niña en el país, porque se dan condiciones que propician la formación de huracanes. “El año pasado, por ejemplo, que estuvimos bajo la influencia de El Niño, tuvimos 21 ciclones y fue una temporada muy muy fuerte, muy alta, pero ninguno nos afectó o generó fuertes inundaciones o temporales que hayan causado desastres”, aseveró el experto.
Asimismo, externó que para este año se podría presentar la misma cantidad de ciclones, que no son específicamente huracanes, sino que pueden ser depresiones, tormentas y huracanes.
“El año 2022 fue extremadamente lluvioso desde que comenzó la temporada de lluvia, desde el principio hasta que terminó. Fue una temporada larguísima y no paraban las emergencias. Yo creo que fue un año muy activo para la Cruz Roja y para la misma Comisión Nacional de Emergencias (CNE) porque a nivel de lluvias fue de los años más lluviosos que hemos tenido y fue precisamente con ese escenario, casi el mismo que vamos a tener este año con La Niña y con ese sobrecalentamiento en el mar Caribe y el océano Atlántico”, enfatizó.
Por otra parte, el experto manifestó que muchas veces los efectos indirectos son más contraproducentes que los directos, un ejemplo de esto fue el huracán Otto.
HURACÁN OTTO Y OTROS
Hay que recordar que este fenómeno en 2016 quedó registrado en la historia del país como la primera vez en 165 años en que un huracán impactó directamente el territorio nacional.
A pesar de que Otto dejó nueve fallecidos, el meteorólogo comentó que cuando ha habido efectos indirectos de otros huracanes se tuvieron mayores repercusiones como inundaciones severas, derrumbes o deslizamientos. En los últimos años los huracanes Joan en 1988, César en 1996 y Mitch en 1998, además de las tormentas tropicales Alma en 2005 y Tomas en 2010, causaron graves daños, especialmente el huracán César, el cual ocasionó pérdidas de vidas humanas y problemas a las infraestructuras.
“Hay que comprender que en un efecto indirecto hay hasta cinco días seguidos de lluvias y eso es lo que genera el peligro. Los desastres son por tener lluvias continuamente y en forma intensa, entonces yo creo que, para nosotros, para el país, representan más peligro, más desastre y más costo económico los efectos indirectos”, subrayó el experto.
TRES MESES DE PREPARACIÓN
Alvarado externó que el país tiene tres meses de preparación para esas lluvias fuertes e intensas que empezarán después de julio. Además, comentó que la CNE está trabajando constantemente con el IMN y las comunidades que tienen un sistema de alerta temprana, por lo que han dotado estos sitios con estaciones meteorológicas para estar atentos a la cantidad de lluvia en los diferentes lugares de Costa Rica.