Existe una gran cantidad de opciones para el cuidado de la piel y así tanto hombres como mujeres son capaces de encontrar el producto que mejor resultado les brinde. Sin embargo, tanta oferta suele también generar confusión pues muchas veces no se sabe a ciencia cierta qué conviene para lograr un resultado favorable según la necesidad. Existen dos métodos usados masivamente para lucir una piel hermosa y saludable, las cremas y los aceites. Pero surge la duda de cuál es mejor. En realidad, los conocedores coinciden en que dicha elección depende de la necesidad de cada piel, ya que cada persona debe encontrar su rutina ideal, porque definitivamente no a todos les sirve lo mismo, aunque en general ambos productos cumplen perfectamente su función: hidratar y preparar la piel para soportar las agresiones del día a día: sequedad, flacidez, falta de firmeza… Así que primero se debe saber de qué se trata cada uno de estos productos. Las cremas son una mezcla de aceites y una fase acuosa, mientras que los aceites son una mezcla oleaginosa sin agua.
¿DESEA HUMECTAR O HIDRATAR?
Los aceites no son hidratantes, sino humectantes, en otras palabras, se trata de sustancias que absorben o ayudan a retener la humedad, mientras que el hidratante restaura el agua de la piel. Una crema es humectante cuando actúa en forma de barrera protectora en la piel evitando la evaporación del agua que contiene el tejido. Por lo tanto, si pretende hidratar la piel necesita un aporte de agua, de modo que una crema sirve más. En cambio, cuando se habla de humectación esta la requiere una piel con carencia de más nutrientes, y en general los aceites entregan más de ellos. Entonces, como para gustos están los colores, le damos algunas pautas para que emplee mejor los aceites corporales, si es que los prefiere a las cremas. Los aceites sirven para las pieles muy secas y hay que aplicarlos de noche, porque como dejan el cuerpo con una textura brillosa no son buenos para el día a día. Además, a esa hora no se requiere un acabado cosmético, sino lograr la mayor regeneración de la dermis. En cambio, las cremas son más ligeras, perfectas para el inicio de cada jornada. Salvo las nocturnas, que por el mismo motivo resultan más densas. Para empezar, cabe decir que no a todo el mundo le gusta la textura untuosa del aceite, sin embargo, no pueden negarse sus múltiples virtudes. Además, si los aplicamos correctamente no tienen por qué resultar engorrosos.
LOS ACEITES
El secreto está en aplicar el aceite cuando la piel está aún mojada. De esta forma se crea una película que favorece que el aceite penetre en la piel, prolongando la acción hidratante. Si después espera unos instantes y se seca ligeramente con una toalla, podrá vestirse sin temor a manchar su ropa. Una de las ventajas del aceite corporal es su gran variedad. Seguro que encuentra el que lleva los ingredientes activos que necesita.
Por ejemplo, el de rosa mosqueta, pero puede investigar sobre otros hasta dar con aquel que llene sus expectativas. Este en particular es un aceite hidratante, cicatrizante, capaz de aportar elasticidad a la piel.
También es muy bueno el de almendras dulces, con gran poder de hidratación y excelente para zonas muy secas.
Un truco para las que no soportan la sensación pringosa del aceite y prefieren la crema: justo antes de aplicársela, cuando ya la tenga en la mano, ponga unas gotas de aceite de rosa mosqueta en ella, mézclela y aplíquesela como siempre. No notará la textura del aceite y se beneficiará de sus virtudes.
Finalmente, solo debe elegir una crema o un aceite de acuerdo con las necesidades de su piel.