Como cada año, la época decembrina incrementa el número de vehículos que circulan en las calles, lo que genera grandes presas, situación que a algunos conductores les cuesta asimilar.
En lo que va de 2023, se han reportado varios incidentes de violencia en carretera, bien sea luego de un choque o por el simple hecho de pitar a otro conductor.
El incidente más reciente se vivió en el cruce de Río Segundo, en sentido Alajuela-Heredia, cuando un hombre que manejaba una camioneta de color blanco, molesto porque la fila no avanzaba en una presa, comenzó a gritar improperios y en un momento sacó un arma que accionó al aire en 3 ocasiones, ante la mirada atónita de otros conductores y transeúntes.
OTROS CASOS
Una situación similar se vivió en Alajuela en febrero, cuando un chofer, enojado porque el vehículo de delante de él había tardado un poco en avanzar, decidió sacar su pistola y disparar.
En marzo, dos conductores iniciaron una riña que por poco culmina en desgracia cuando el chofer de un tráiler le tocó la bocina a un hombre que manejaba un Toyota Yaris, esto provocó su ira y sacó un arma para luego dispararle a su contrincante en los pies y huir del lugar.
En este caso, el agresor fue detenido por las autoridades luego de una intensa búsqueda.
Otra incidencia muy sonada fue hace poco más de dos semanas, cuando un hombre se percató de un choque y decidió grabarlo; cuando un conductor implicado se dio cuenta, lo amenazó con un arma de fuego cuestionándole por qué lo grababa y, sin más, le disparó en reiteradas ocasiones.
Ante las presas actuales y las que se avecinan, DIARIO EXTRA consultó a la psicóloga María Esther Flores, quien señaló que en estos casos se trata de personas “que no tienen autocontrol de sus emociones, una persona así en primera instancia no debería portar armas”.
Así mismo, destacó que alguien que actúe de esta forma podría tener lo que se conoce como personalidad narcisista, que no tiene límites, no sabe tener un compás de espera y “necesita que las cosas se le cumplan de inmediato, por la buena o por la mala”, de modo que representa un peligro para sí mismo y para la sociedad.
La experta recomienda que, antes de salir a la calle, “no se contagie de la desesperación de la presa (…) y aplicar valores filosóficos como la paciencia, el respeto y la solidaridad, así como frenar la ira para que la de los demás merme”.