París. (AFP) – ¡Fin de la espera! A pesar de la fuerte lluvia que bañó a París, una colorida e inédita ceremonia de apertura en las aguas del río Sena, por donde desfilaron en botes miles de deportistas, dio la largada oficial a los Juegos Olímpicos de 2024.
Las voces de Lady Gaga y Céline Dion, danzas y actuaciones en monumentos parisinos y la ilusión de 6.800 deportistas navegando en 85 embarcaciones se sobrepusieron al chaparrón que acompañó el ambicioso show inaugural de la capital de Francia, el primero de unos juegos celebrado fuera de un estadio.
Dieron también un parte de tranquilidad para el arranque oficial de unas justas que se extenderán hasta el 11 de agosto, cuyo día D comenzó con un saboteo a la red ferroviaria francesa, a pesar de las extremas medidas de seguridad desplegadas a lo largo del país.
El “ataque masivo”, con incendios incluidos, buscó paralizar la red de trenes de alta velocidad y afectó a 800.000 viajeros, varios atletas entre ellos, lo que provocó la rabia e indignación de las autoridades francesas.
Con paraguas y capas, 320.000 personas se agolparon a las márgenes del emblemático río que divide París para un espectáculo de cuatro horas que comenzó con la proyección de un video que provocó sonrisas orgullosas y aplausos. Miles más lo vieron en directo desde ventanas y balcones.
Las imágenes proyectadas mostraron al legendario Zinedine Zidane cargando la antorcha olímpica por entre el tráfico y el metro parisinos. Tras su salida de pantalla encargó a unos niños y un enmascarado la custodia de la llama, comenzó el tradicional desfile desde el puente de Austerlitz.
La parada dio paso a videos e intervenciones artísticas, la primera de ellas de Lady Gaga.
El misterioso enmascarado regresó la antorcha olímpica a Zidane, tras “cabalgar” por el Sena y entrar al lugar sobre un caballo mecánico, escoltado por los estandartes de todos los países participantes.
“Zizou” cedió la antorcha al tenista español Rafael Nadal, quien comenzó su traspaso a manos de otras leyendas del deporte (Carl Lewis, Nadia Comaneci y Serena Williams), quienes la llevaron finalmente hasta el Jardín de las Tullerías.
De allí partió el pebetero en un espectacular globo aéreo dorado que hizo olvidar el ambiente de alerta antiterrorista y las tensiones globales por las guerras en Ucrania y Gaza.
También le dio paso al punto más emotivo de la noche: la reaparición de Céline Dion, ausente de los escenarios desde 2020 por una rara enfermedad. En lo alto de una Torre Eiffel bañada en luces multicolores y entonando la canción “El himno al amor”, de Edith Piaf, la canadiense cerró una ceremonia lluviosa e inolvidable.