(Plains, Estados Unidos – AFP) En Plains, la pequeña ciudad natal de Jimmy Carter, en el estado de Georgia, la muerte del expresidente estadounidense apenas empezaba a hacerse sentir el lunes, aunque los amigos y vecinos se habían estado preparando desde que ingresó en cuidados paliativos hace casi dos años.
Los habitantes de esa aldea rural -una media manzana de edificios enclavada a la sombra de enormes silos agrícolas- consideran que la muerte del líder a sus 100 años fue algo triste, pero al mismo tiempo evocan gratos recuerdos del tiempo que pasaron con el defensor humanitario de fama mundial.
El compromiso de Carter con Plains, donde murió el domingo en la modesta casa que había compartido con su esposa Rosalynn, queda claro para sus residentes, pues la mayoría lo conocía personalmente o tiene un familiar cercano al exmandatario.
“Siempre será la ciudad natal de Jimmy Carter”, dijo a la AFP Kelly Kight, que nació y se crió en Plains, de unos 600 habitantes, mientras colocaba lazos conmemorativos cerca de su floristería en la avenida principal.
La mujer dijo que, más que una ocasión de duelo, fue un día para recordar al nobel de la Paz y su labor humanitaria en particular, a quien en 2015 se le había diagnosticado un cáncer cerebral.
Los sopladores de hojas eléctricos y las podadoras de árboles proporcionaban un coro de fondo para la población, acostumbrada a arreglarse rápidamente desde que saltó a la fama nacional cuando Carter se postuló para presidente hace casi 50 años y, más recientemente, cuando comenzó a recibir tratamiento paliativo.
“Cuando ingresó en cuidados paliativos, se convirtió en una especie de juego de espera para toda la gente de la ciudad aquí en la comunidad”, dijo Kight, cuya familia era dueña de una tienda de maní frente a la casa de los Carter y cuyo padre creció junto a los niños del fallecido.
Jimmy Carter, que tuvo un ascenso político sorprendente desde su trabajo como agricultor de maní hasta la Casa Blanca, es casi omnipresente en Plains: su hogar de la infancia, la escuela secundaria y la antigua estación de trenes que sirvió como sede de su campaña presidencial de 1976 ahora son museos bajo jurisdicción del Servicio de Parques Nacionales.
La calle principal de la ciudad está adornada con una enorme pancarta que anuncia a Carter como el 39º presidente de Estados Unidos, mientras que una estatua de un cacahuete con la sonrisa característica del líder se encuentra cerca de su iglesia, la Maranatha Baptist. Allí, recibió a visitantes de todo el mundo mientras enseñaba en la escuela dominical hasta los 90 años.
A última hora del lunes, visitantes se reunieron en el lugar para una vigilia de oración, encendiendo velas y sentándose en el mismo espacio donde Carter dio una vez sus famosas lecciones bíblicas.
Una de sus sobrinas encendió una vela antes de ubicarse en la segunda fila de bancas para inclinar la cabeza y llorar en silencio.