Tras recibir un disparo en Tirrases de Curridabat, el agente de apellido Bustos ingresó al Hospital Calderón Guardia consciente, pese a tener alojada una bala en su cabeza.
Según el OIJ, Bustos entró al quirófano a eso de las 4 a.m. para poder extraer dicho objeto.
“Les informamos que el compañero de apellido Bustos se encuentra estable y en este momento lo están interviniendo (operando) en el H. Calderón Guardia. Anoche se encontraba estable y consciente. Se le pide a la ciudadanía donación de sangre para él”, indicó la oficina de Prensa del OIJ.
El agente herido tiene 47 años de edad y 20 de ellos en servicio en el Organismo de Investigación Judicial, en mayo del año en curso ingresó a la oficina Central Nacional Interpol de dicho cuerpo policial.
Al mediodía, se anunció que el agente Bustos había salido de la operación a eso de las 8 de la mañana y que esta concluyó con éxito, además se reportaba estable, en recuperación.
Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, el agente Bustos salió bien del procedimiento y es un milagro que su compañero esté con vida. El efectivo está consciente, orientado, hay una perforación del cráneo, pero el disparo no compromete movimiento de brazos y piernas y la bala pudo ser extraída.
EL PELIGRO DE UNA BALA EN LA CABEZA
DIARIO EXTRA conversó con el doctor Miguel Esquivel Miranda, neurocirujano del Hospital México, para saber cuáles son los peligros a nivel médico de recibir un balazo en la cabeza: “las heridas por arma de fuego a nivel del cerebro habitualmente son graves. Produce destrucción del tejido con desgarros y hemorragias en el sitio donde se produce la lesión. Las cirugías son complejas, pues deben intentar resolver la destrucción que produce la bala más intentar resecar las esquilas introducidas en el cerebro”, señaló.