Investigadores del Instituto Clodomiro Picado (ICP) de la Universidad de Costa Rica crean y exportan 120.000 lotes de antídoto para veneno de serpientes a varios países de Centroamérica y África.
La producción de antídoto africano es uno de los más recientes hitos, pues logró que Eswatini, una de las naciones del continente, redujera las muertes por mordedura a cero.
Además, hacen envíos de 10.000 unidades, en promedio, a lugares como Taiwán, Nigeria, Costa de Marfil y Sudáfrica.
A nivel centroamericano, trabajan con la Caja Costarricense de Seguro Social, distribuidoras de salud en Ecuador, Panamá, Perú y las zonas cubiertas por Médicos Sin Fronteras.
Las nayas, bitis, mambas, cascabeles y loras son algunas de las especies de reptiles con las que trabajan para crearlos.
El veneno se compra a África en lotes con un costo de ¢300.000 por gramo.
Inmunización de caballos
El veneno se compra a África en lotes con un costo de ¢300.000 por gramo. Esta sustancia se utiliza para inmunizar equinos.
Según el coordinador e investigador de la División Industrial del ICP, Guillermo León, menos de un miligramo basta para inducir la respuesta inmune en el animal.
Esta cantidad genera hasta cuatro litros de plasma, de los cuales se extraen aproximadamente 120 viales de suero.
Para un paciente, según la descarga de veneno que haya recibido, se pueden destinar hasta cinco unidades.
Posteriormente, se utiliza una máquina especializada para analizar cada muestra. Cerca de un 3% se descarta por defectos de apariencia, pero el suero por sí solo siempre es estéril y seguro.
“Un vial defectuoso no representa un riesgo para la salud, pero no podemos enviarlo si el envase no está en condiciones óptimas”, comentó.
Las muestras son analizadas por un equipo humano de control de calidad, no obstante, también depende del cuidado y bienestar de los caballos.
“Lo más ético y rentable es cuidarlos bien, si no lo hacemos no producirán plasma de calidad y eso representa un costo elevado para nosotros”, subrayó.
Los animales están alojados en una finca de 45 hectáreas en Cascajal de Coronado, rodeados por un ambiente natural protegido.
“No solo están bien cuidados, sino que también se minimiza su estrés. Durante el proceso están tranquilos mucho más que en otras situaciones, como los topes”, manifestó.
Hasta tres años de vida útil
La serpiente de cascabel es una de las especies con las que trabaja el ICP.
Los lotes de antídoto son transportados entre continentes en frascos de vidrio, depositados en hieleras y empaques protectores para asegurar su eficacia tras los dos o tres días de viaje.
León explicó que en el envío se coloca dentro un “registrador de temperatura que toma muestras durante el camino y al llegar permite monitorear los resultados”.
Cada unidad tiene una vida útil de tres años a temperatura ambiente, una vez transcurrido este periodo, no se garantiza su funcionamiento.
En el Clodomiro Picado se desarrollan otras investigaciones concernientes al análisis de comportamientos de los reptiles y la implementación de los resultados para mejorar la calidad de vida humana.

Guillermo León
Coordinador e investigador
de la División Industrial del ICP
“Mantener los costos bajos es esencial. Las mordeduras no discriminan, pero el acceso a los antídotos sí”.