El 3 de mayo de 1943 inició actividades la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica (UCR), por lo que ahora celebramos 70 años de una trayectoria que indiscutiblemente coadyuvó al desarrollo social, económico e institucional de nuestro país.
Tuvimos la suerte de ser acogidos por nuestra Alma Mater cuando en marzo de 1957 el Rector de la UCR inauguró la Facultad de Ciencias y Letras con su Escuela de Humanidades, junto a su Decano don José Joaquín Trejos. Después de la mediocre y aburrida enseñanza colegial fue un lujo y placer recibir las clases y escuchar en el auditorio, hasta con público de pie, las conferencias magistrales de los catedráticos extranjeros doctores Salvador Aguado, Gastón Heize, Roberto Saumels, y de quien luego nos honró con ser un costarricense más: don Constantino Láscaris, las cuales eran de tal calidad que en la noche las volvíamos a escuchar en Radio Universidad.
Con ese buen inicio académico y con fundamentos humanísticos, pasamos a nuestra Facultad de Ciencias Económicas en el antiguo edificio de Arquitectura, donde recibimos clases hasta el 3 de mayo de 1960, cuando fue inaugurado el actual edificio, también por el recordado rector e ilustre costarricense don Rodrigo Facio Brenes, edificio que se tuvo que construir con financiación externa -si mal no recordamos con un importante apoyo del Instituto Nacional de Seguros.
En sus cuatro escuelas: Administración de Negocios, Administración Pública, Economía y Estadística, se imparten las carreras de Contaduría Pública, Dirección de Empresas, Administración Aduanera, Administración Pública, Economía y Estadística, y de la Facultad forma parte el reconocido Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas.
Profesores y maestros. Recordamos con afecto y admiración a nuestros profesores y maestros, quienes eran destacados profesionales y altos jerarcas de las principales instituciones públicas y privadas. A manera de ejemplo –por olvido omitimos otros de similares características – recordamos a don Rafael Alberto Zúñiga, don Alvaro Bolaños, don Bernal Jiménez, don Edgar Jiménez, don José Antonio Flores, don Álvaro Castro Jenkins, don Rodrigo Facio, don Rodrigo Soley, don Wallace Cover, don Antonio Lara, don Jaime Solera Bennet ,don Fidel Tristán, don Mario Jiménez Royo y -cómo no mencionarlo- don Wilburg Jiménez, recordado profesor e insignia intra y extramuros de nuestra Facultad. También reconocemos y agradecemos la ayuda que en la parte administrativa siempre nos dieron con amabilidad y eficacia don Ricardo Mata y don Percival Kelso.
Este brillante cuerpo docente impartió con gran entrega a varias generaciones de estudiantes (la mayoría empleados bancarios o de la administración pública, que salíamos en carrera de nuestras oficinas a tomar el bus de San Pedro o Curridabat, pues solo dos o tres contaban con vehículo propio) no solo las enseñanzas prescritas en los respectivos programas de estudio, sino – lo que es más importante- toda una valiosa y patriótica filosofía y ética que ellos aprendieron y desarrollaron en las instituciones que dirigían, y que se tradujo en el mayor y equilibrado desarrollo social y económico de nuestro país por muchas décadas.
Una muestra de ello, y que todavía nos emociona al recordarla, fue cuando el 28 de abril de 1958, a las 5 de la tarde, don Rafael Alberto Zúñiga, gerente general del Banco de Costa Rica, interrumpió su clase de Principios de Contabilidad y nos dijo: “Señores pongámonos de pie, porque en este momento el señor Presidente de la República acaba de poner en marcha la primera y más grande planta hidroeléctrica del ICE: La Garita”.
Esta planta, de 30.000 kilovatios, más que duplicó toda la capacidad instalada del país, que a la fecha era de 28.700 kilovatios; como referencia citamos que el tipo de cambio era de C 6,65 por dólar y el barril de petróleo costaba $2.50.
Fue por medio de un suplemento en el semanario Universidad que nos enteramos del Aniversario de nuestra Facultad. Siempre nos ha extrañado, y lo mismo ocurre en toda la UCR, que nunca se haya hecho algún intento y esfuerzo por infomar, acercar e integrar a sus egresados a nuestra Alma Mater, por la que guardamos imperecedero afecto y agradecimiento por brindarnos las oportunidades de enseñanza, disciplina y superación. Igualmente extrañamos que, en situaciones y actuaciones tan críticas como los que ha vivido y vive el país, no participe y se pronuncie activa y vehemente sobre la grave problemática nacional. Pasividad que es común a las otras facultades universitarias, e igualmente a los colegios profesionales que asocian a sus graduados. Esa participación sería de mucho mayor valor, eficacia y objetividad que las que han asumido grupos de presión o pensamiento, que por supuesto no siempre persiguen los mejores intereses de bien nacional, o por lo menos no son objetivos o neutrales en sus análisis y planteamientos.
*Exregulador general, asesor en administración, regulación y tarifas de los servicios públicos. lfonseca@racsa.co.cr