El Banco Central (BCCR) justificó los cambios en la clasificación de transacción, tras eliminar la cuenta denominada “otros”.
Según el Central, la clasificación por el origen y destino de los fondos que las personas quieren cambiar genera inconvenientes como poca certeza de la información y una cantidad importante de operaciones que terminan registradas como “Otros”.
Cuando se registra una transacción en el mercado privado, la entidad financiera recoge una serie de informaciones del cliente. La primera es el monto transado, seguido el tipo de cambio, el tipo de transacción (compra o venta), el número de identificación y el motivo.
Este motivo (origen o destino del dinero) es el que genera problemas a la hora de analizar los datos porque en muchos casos podría haber dos o más destinos u orígenes de los fondos.
También hay casos en que el origen no aparece entre ninguna de las categorías regulares, a saber: exportaciones, préstamos, importaciones, amortización, remesas, salarios o intereses.
Para el Banco Central basarse en esa clasificación genera varios problemas. El primero de ellos es que termina incrementándose el motivo “Otros” para gran parte de la información.
Tampoco hay certeza de la precisión de los datos porque muchas personas podrían mentir a la hora de dar la información. Además tiene poco valor estadístico y analítico, pues no ofrece información trascendental.
CAMBIO EN
LA CLASIFICACIÓN
Desde el 1º de abril el BCCR recibe, por parte de los intermediarios cambiarios, información adicional sobre variables relacionadas con los compradores y vendedores de divisas que realizan transacciones en sus ventanillas.
Esto cambió la forma en que se registran las operaciones de cambio de moneda. Ahora se clasifican a partir del tipo de identificación por el sector institucional, la actividad económica (agrícola, industrial, servicios y turismo, entre otras) y el régimen de comercio (distingue las unidades que están en zona franca del resto).
Según el ente emisor, la clasificación de las operaciones en este tipo de categorización no depende de lo que diga la persona, sino de una actividad que es rastreable.