La situación mundial de salud por el Covid-19 ha hecho necesario el desarrollo de estrategias profundas en todos los países en diversos los ámbitos, dado que ha habido repercusiones no solo en el área de salud sino en el ámbito económico y social, es decir, se ha generado una incidencia integral en la calidad de vida.
Así como se habla en Costa Rica con orgullo de la inexistencia de ejército bélico y que el “ejército” son profesores y estudiantes, quienes en un sistema educativo se forman para luchar por un mejor país, en el momento presente sale a relucir con especial énfasis el “ejército de salud”, compuesto por los profesionales y personas relativas al sistema, que dan la cara y lucha contra la pandemia.
Es por ello que se debe actuar de inmediato implementando las estrategias debidas para que este ejército de salud no se vea afectado en cuanto a sus “nuevos soldados”: los estudiantes de medicina.
Un médico no es “alguien que me cura”, es un científico consumado con una gran preparación, cuya labor será el resto de su vida luchar por la calidad de la salud de la sociedad. Los años de formación y el conocimiento en ciencias biológicas hacen que de manera permanente estén buscando mejores caminos para erradicar todo tipo de males: el cáncer, problemas cardíacos, pulmonares, de huesos, infantiles y tantas otras áreas por igual relevantes, incluyendo la pandemia actual.
Prácticamente el Covid-19 mantiene un “toque de queda en salud” y se han presentado momentos de sistema colapsado en cuanto a capacidad de atención.
Dado lo anterior es necesario que las políticas nacionales y de las entidades involucradas otorguen prioridad total al tema de los estudiantes de salud, en todas las áreas, con soluciones para no afectar su proceso formativo.
Por dos años Conape no financió carreras de salud, lo cual gracias a Dios ya se corrigió, pero ya ese fue un paso que inició con la creación de una brecha en la formación de médicos. No obstante, la propuesta nueva de descapitalización de esta entidad también afectará la posibilidad de muchas personas de estudiar en estas áreas.
Adicionalmente, ahora por el efecto Covid-19 la CCSS casi por un año no ha establecido pautas para la integración de los estudiantes de medicina para sus rotaciones, prácticas e internados profesionales.
Ante este panorama se presentan cerca de 800 estudiantes afectados directamente que ya finalizaron estudios, pero no pueden concluir la carrera para obtener su grado y poder ejercer; la Universidad de Costa Rica anuncia ante esta limitación que no abrirá cupos en el primer semestre del 2021 para varios de sus niveles en Medicina.
Aun así, es inminente la necesidad de contar con más profesionales y de no generar más impacto negativo en cuanto a esta brecha porque el efecto tendrá repercusiones a largo plazo.
Es por ello que las autoridades de la CCSS deben ofrecer de inmediato una solución a este problema considerando el impacto a mediano y largo plazo. Postergar la apertura a las prácticas, rotaciones e internados de los estudiantes de medicina es una manera de debilitar el “ejército” de profesionales que deben estar listos para librar las batallas en pro de la salud del país, que se ha preciado de ostentar un sistema en muchos aspectos ejemplarizante para otras latitudes.
Costa Rica tiene en esos estudiantes un caudal de conocimiento, de científicos a un paso de ejercer, y de futuros profesionales en salud con gran formación para apoyar a la población y dar la cara en estos momentos de especial necesidad.
Como se ha dicho se está en una nueva realidad, y de igual manera, se requiere si es del caso una respuesta novedosa acorde con ella, con protocolos, con algunos ajustes quizá, pero definitivamente, lo que más se requiere es presentar soluciones y actuar para que puedan finalizar sus formaciones los estudiantes de salud. Ni ellos, ni el país, ni la CCSS pueden esperar más.
*Administrador