La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) dijo que investigará el caso de los posibles fallos en el empaquetado de un lote de mascarillas que entregaron al personal de Hospital San Rafael de Alajuela, las cuales tendrían riesgo de contaminación al sacarlas una a una del empaque.
“Es importante indicar que todo proceso de insumo, implemento médico o cualquier bien o servicio adquirido institucionalmente es analizado por comisiones técnicas que son constituidas por personal de los diferentes establecimientos de salud que tienen expertise suficiente para efectos del insumo o bien que se está adquiriendo”, comentó Esteban Vega de la O, gerente de Logística de la CCSS.
EL CASO
La semana anterior la Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social (Undeca) denunció que un grupo de trabajadores de las áreas médicas y enfermería reportó que el empaque que contenía las mascarillas que les entregaron no cumplía con los requerimientos señalados en el cartel de licitación.
Serían al menos 15 millones de mascarillas valoradas en ¢1.300 millones.
“Cada una de las mascarillas debe traer las amarras arrolladas alrededor de sí misma para facilitar la extracción, sin tocar ni ensuciar el resto del contenido de la caja, aspecto que no se cumple”, explicó el sindicato.
La modalidad de la compra fue calificada como urgente y se encuentra registrada bajo el expediente 2020CD-000207-5101.
INVESTIGACIÓN
De acuerdo con Vega de la O, la compra se trasladó a la comisión técnica que evaluará lo denunciado por Undeca, con el objetivo de conocer si se produjo alguna irregularidad.
“La institución dispone de canales oficiales para que se reporte todo tipo de inconformidad con respecto a la calidad y a la fecha no se tiene ningún reporte relacionado con dichas mascarillas, sin embargo la denuncia es analizada por personal técnico con conocimiento en enfermería y que también labora a nivel local”, expresó.
Recientemente la CCSS enfrentó varios cuestionamientos por la compra de mascarillas, como el incumplimiento de entrega de 1.050 implementos defectuosos vendidos por una chatarrera, así como el caso de la compra fallida a la empresa de una periodista y un contador que generó gran polémica en el inicio de la pandemia.