La verdad nos hará libres, parafraseaba el presbítero Benjamín Núñez el evangelio de Juan al establecer hace 40 años el lema fundacional de la Universidad Nacional. Así daba su primer paso la que entonces fue llamada universidad necesaria.
Universidad necesaria es hoy más que nunca, cuando nuestra sociedad sufre importantes transformaciones mientras investigaciones muy serias, como los Informes del Estado de la Nación, señalan año tras año, que uno de los más graves problemas que enfrenta nuestro país es el incremento en la desigualdad. Es necesario que esta universidad retome su rumbo, la preocupación que le dio origen: que ofrezca oportunidades de formación profesional a los menos privilegiados de la sociedad.
La razón de ser, la prioridad de una universidad, son los estudiantes.
Me dirijo a usted con respeto y le pido que se deje de señalar al movimiento estudiantil de la Universidad Nacional que reclama sus justos derechos y el respeto a su autonomía como un grupo de revoltosos.
Somos jóvenes estudiantes preocupados por nuestra universidad, por hechos irregulares que vemos ocurrir, por la sociedad a la cual esta universidad se debe.
La Universidad Nacional hoy no es lo que fue hace 40 años. Hoy la Universidad atraviesa una serie de problemas y amenazas como Institución Pública como las han sufrido y sufren otras. Una problemática que radica de forma sustancial en el abandono por parte del Estado. Si este comienza a desfinanciar la educación (sea por una crisis o no) por ende desfinancia su propio desarrollo, desfinancia su conocimiento y deja en otras manos y en otros intereses la planificación necesaria de la sociedad.
Partiendo del 2010, luego de la toma de decisiones que consideramos una traición a varios sectores, se ha emprendido una serie de acciones y actividades que han buscado espacios para la discusión sobre diferentes temas -entre ellos el préstamo con el Banco Mundial-, con diferentes entidades como con su Rectoría y el Decanato de la Facultad de Tierra y Mar. En varias ocasiones estos espacios han sido acompañados de una censura solapada, carente de argumentos, pero contundente en su imposición. Esta censura recalcó el distanciamiento que existe sobre la visión de Universidad entre la administración que usted representa y el movimiento estudiantil de la UNA.
Pero la carencia de presupuesto y el endeudamiento de la Universidad no es la única problemática que se vive en la UNA.
Desde el movimiento estudiantil de la UNA se han desarrollado procesos de cambio sustanciales en lo referente a la organización (un nuevo Estatuto Orgánico fue aprobado en 2011), buscando la participación y la democratización del proceso estudiantil, dejar a un lado los procesos verticales de toma de decisiones y el desarrollo de mayores compromisos para los puestos de representación hacia el estudiantado ¿conoce la administración y la academia estos cambios sustanciales de nuestro Estatuto Orgánico?
Ante el desconocimiento puede existir miedo, temor a lo que se desconoce, sobre esa línea se genera una crisis importante. Dentro de nuestra universidad no existe diálogo. Se desarrollan procesos que no son de conocimiento para la comunidad universitaria, estamos aislados dentro de un mismo espacio, la Universidad. Pero lo que es más alarmante es cuando se pasa del desconocimiento al irrespeto. El ejemplo más vivo de esto es que, a pesar de haber existido una sanción al ex -Directorio de la FEUNA (destitución de la totalidad de sus miembros, su rectoría procedió a darles el espacio de representación estudiantil el día 15 de marzo, 40 aniversario de nuestra institución, violentando de forma directa nuestra autonomía estudiantil.
Por otro lado, existen inconsistencias sobre el manejo de los fondos públicos, es preocupante notar que exista solvencia y celeridad para facilitar ciertas cuestiones económicas a las representaciones estudiantiles, como el caso de los ex – miembros del DEUNA, los cuales recibieron 3 ayudas económicas en menos de una semana. Cuando por otro lado el estudiantado tiene necesidades que requieren ser satisfechas para cumplir con sus funciones y obligaciones; para esto la Universidad ha desarrollado herramientas y procesos de financiamiento, pero que no se dan de igual forma cuando se trata de resolver problemáticas como la compra de materiales para estudiar, financiar una gira de campo, entre otras.
Los temas anteriores han llevado al estudiantado a sacar conclusiones y tomar acciones, había una necesidad explícita de dejar el silencio y sacar a la luz muchas situaciones, muchas disconformidades que existen dentro del estudiantado, al cual se le ha dado la espalda, se le ha callado y se le ha ignorado sistemáticamente.
Por esto se decidió manifestarse en el 40 aniversario de nuestra Universidad. El lugar -dentro de la Universidad- era clave, porque así como también lo han hecho otros como el SITUN, que incluso en su momento emprendió acciones más directas que las de simplemente llevar pancartas y expresar lo que pensaban al cerrar todas las entradas a los parqueos de la Universidad el día 27 de marzo del presente año.
Es importante aclarar que para el sector estudiantil la violencia NUNCA ha sido una opción, ni tampoco lo será, la violencia para el sector estudiantil siempre ha venido de otro lado.
Queremos respeto y lo reclamamos enfáticamente. Queremos diálogo, que se nos escuche en procesos auténticamente participativos para acabar con el maridaje entre autoridades administrativas de la institución y ciertas representaciones estudiantiles espurias.
Demandamos coherencia y transparencia.