Representantes de la única empresa certificada como matadero de equinos, propiedad de Virgilio Arias Ávila y Roberto Villalobos, aseguran que desde hace 40 años no se controla el mercado de carne de caballo en el país y señalan al Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) como los culpables.
Ellos tienen un matadero ubicado en Tuetal Sur de Alajuela, donde un equipo de DIARIO EXTRA viajó para constatar los procesos que esta empresa realiza y que los tiene a las puertas de exportar carne de caballo costarricense, debido a los altos estándares de calidad con los que trabajan.
HISTORIA
Pero no todo ha sido alegrías para estos empresarios de la industria del caballo, con 4 décadas de estar a la sombra de un mercado ilegal que ha sobrevivido en la clandestinidad debido a las pocas acciones del Estado.
Desde entonces Virgilio y Roberto han pasado innumerables veces por los pasillos del Servicio Nacional de Salud Animal y solo en los últimos dos años han presentado 4 denuncias con santo y seña de quienes operan mataderos clandestinos en el país, en especial en Alajuela. También sobre los puntos de venta de la carne ilegal de caballo que han compartido con los jerarcas de Senasa.
“Estos mataderos hacen sus matanzas en horas de la noche y los huesos y la piel los sacan en la madrugada en camiones. Caballos y vacas quebradas robadas son comercializadas por estas personas. Nos hemos dado cuenta de que personeros de Senasa han sorprendido a estas personas con carne equina y no ha pasado nada pues todo ha quedado allí”, consignan en las denuncias presentadas en los últimos años.
REUNIÓN
Esta denuncia fue compartida con jerarcas de Senasa como el director Bernardo Jaén, pero con el paso de los días no existió interés por parte de los responsables de salvaguardar la salud pública de los consumidores.
“Me han recibido los directores del Dipoa, el de operaciones, de cuarentena y el de Senasa. En la reunión planteamos todo y nos indicaron que le iban a entrar duro al tema, pero eso fue a inicios de año y acá estamos esperando la respuesta. Hace poco se hizo una denuncia por escrito, se llevó a la oficina legal e igual acá estoy esperando”, indicó el regente veterinario del matadero, Alejandro Villareal.
ENFERMEDADES
No hay una cifra estimada de los mataderos clandestinos de caballos en el país, pero se estima que solo en el centro de la provincia de Alajuela puedan existir 20 de ellos instalados en cualquier parte como bodegas, corredores de viviendas o en galerones en zonas aisladas.
Las condiciones de matanza son preocupantes y la calidad de la carne no es certificada por ningún profesional, como sí ocurre con los denunciantes, quienes cuentan con regente veterinario, procesos, certificaciones, tratamientos residuales y otras obligaciones que el mismo Senasa los obliga a cumplir.
“Hay un tema de bienestar animal y salud pública, ya que bajo mi supervisión la carne que se procesó en el matadero es apta para el consumo humano. Hay mucha gente que está consumiendo caballos y no se sabe en qué condiciones fueron sacrificados. Se está comiendo carne contaminada, aparte de la clandestinidad de la carne que entra por la frontera que podrían estar infectada con encefalitis que se puede transmitir al ser humano, entre otras enfermedades”, indicó Villareal.
ILEGAL
El mercado ilegal de carne de caballo se enfoca en surtir a pequeños negocios que buscan producto más barato y que en algunos casos venden como si fuera de res.
Esta experiencia se repite en la capital y otras localidades del país, donde los vendedores sacan provecho de que la carne que ofrecen los clandestinos es más barata ya que compran animales a bajo precio en subastas del todo el país.
“En San José, Alajuela, Guanacaste, zona norte y el sur del país hay ventas que operaban en la legalidad, pero son muchos más los puestos clandestinos. Esto es un tema de toda la vida, pero nadie ha hecho nada, mucho menos Senasa. A muchos no les interesa que los productores se pongan de acuerdo porque reportan muchas ganancias en la clandestinidad”, manifestó Roberto Villalobos, copropietario del matadero.
SUBASTAS
Un promedio de 60 caballos por semana se negocia en las subastas más importantes del país con un precio que ronda los ¢75 mil por animal.
Se desconoce cuántos caballos llegan a las subastas oficiales reguladas por las autoridades, cuyos registros de compradores son una herramienta que no se utiliza para determinar el destino del animal en manos de los compradores.
Según los denunciantes, el tráfico de caballos por la frontera norte y sur es evidente. Se estima que toda esta carne suple al mercado ilegal ya que el único matadero autorizado adquiere los caballos en mercados alternos.
“Una persona que va a una subasta a comprar 40 o 50 caballos para qué es. Un comprador con código registrado comprar en una subasta, se lleva el caballo y lo mata y nadie le pide explicaciones de qué hizo el animal. En Guápiles hay 3 subastas, Liberia, Parrita, Muelle de San Carlos, Upala y acá en el sector de Tuetal de Alajuela por lo menos 12 subastas. La puerta al tráfico ilegal de carne de caballo son las subastas y no tiene control de nada”, explicó Villalobos.
Según explicaron los afectados, a través de los años han tratado de buscar opciones para legalizar este mercado clandestino, pero no hay voluntad ni apoyo de las autoridades.
“Ellos quieren ponerle al matadero el precio de la matanza, pero acá hay costos operativos. Acá hace muchos años se les dio el servicio por medio de un boleto, pero utilizaban el mismo para matar más equinos valiéndose del reporte legal que hace el matadero”, explicó Villalobos.
Los empresarios denunciantes indicaron que el mercado ilegal ha hecho que la empresa legalmente constituida disminuya su operatividad y están en busca de mercados internacionales para la exportación de carne, pieles y otros insumos que genera la actividad.