A partir del próximo sábado 6 de mayo, Carlos III asumirá el trono británico.
La ceremonia se festejará por todo lo alto en el Reino Unido, sin embargo, más allá de la parafernalia y el ceremonial, el nuevo monarca enfrenta una serie de desafíos.
UN REINO UNIDO
De los retos que deberá afrontar el nuevo rey, quizás uno de los más difíciles es mantener unida a la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth).
Actualmente, la organización está conformada por 55 estados además de Reino Unido, entre ellos: Antigua y Barbuda, Australia, Bahamas, Belice, Canadá, Granada, Jamaica, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las granadinas, las Islas Salomón, Tuvalu y otros.
Todos esos países independientes respetan la figura de la monarquía británica.
Sin embargo, con el fallecimiento de Isabel II, algunos de ellos quieren dejar de pertenecer a la Mancomunidad.
Motivos hay varios: autonomía de Estado, independencia en la toma de decisiones y principalmente, consideran que Carlos III no tiene el mismo peso que su antecesora.
La popularidad de la monarquía en algunos de los reinos de la Commonwealth se ha resentido en los últimos años.
En Australia, el ex primer ministro Malcolm Turnbull dijo tener dudas sobre mantener vínculos con la corona británica.
En Canadá y Nueva Zelanda, dos de los países más con mayor músculo de la Mancomunidad, se señala que la mayoría de la población rechaza a Carlos III como nuevo monarca
En otros países, principalmente de África y del Caribe, se están planteando referendos para salirse de la Mancomunidad.
Uno de los últimos que rompió nexos con la Commonwealth fue Barbados.
SEPARATISMO
Quizás, el más interesado en romper vínculos con el Reino Unido es Escocia.
Desde hace muchos años, existe un fuerte movimiento independentista en Edimburgo, sin embargo, tras el fallecimiento de Isabel II y anuncio de coronación de Carlos III, los escoceses presionan por convertirse en República.
Más del 50% de la población desea la secesión del Reino Unido e incluso, Humza Yousaf, primer ministro de Escocia, prometió “luchar sin descanso por la independencia” de su país.
El nuevo ministro principal tiene mayoría absoluta del Parlamento e incluso, anunció que convocará un referéndum legal de independencia. El objetivo sería dejar de estar al mando de la monarquía e ingresar a ser un país miembro de la Unión Europea.
No obstante, los bloqueos por parte del Reino Unido a la independencia crispan la relación entre ambas naciones.
A finales de 2022, la máxima corte de Reino Unido dictaminó que Escocia no podía realizar un referendo sobre su independencia
El Tribunal Supremo británico estableció que la votación no podía celebrarse sin obtener primero la autorización de Londres, lo cual generó movimientos en Escocia.
Por otra parte, en uno de los países más leales a la corona, Irlanda del Norte, ya hay presencia de movimientos antimonárquicos y grupos nacionalistas que quieren que Irlanda del Norte se convierta en parte de la República de Irlanda.
Dichos colectivos han anunciado que “no reconocerán ninguna soberanía de la Corona” sobre el pueblo irlandés.
Incluso, el 40% votó por los nacionalistas norirlandeses.
DÉBIL IMAGEN
Otro punto que deberá afrontar el nuevo monarca es el poco respaldo popular.
De acuerdo con la Encuesta Británica de Actitudes Sociales, el apoyo a la Familia Real se encuentra en el punto más bajo en los últimos 30 años.
Adicionalmente, los menos interesados en los actos protocolares y mandato de Carlos III son las personas entre 18 a 35 años. Es decir, el nuevo rey no genera confianza entre las personas jóvenes, las cuales consideran que dicha institución es “arcaica” y sin ningún sentido.
En 2021, solo el 14% de las personas de entre 18 y 34 años consideraban “muy importante” que Reino Unido tuviera una monarquía.
Por su parte, una encuesta de YoyGov señala que el 27% de la población apoya la abolición total de la monarquía
“Uno de los desafíos para el rey Carlos III es hacer que la monarquía sea atractiva para las generaciones más jóvenes”, dijo el historiador de la realeza Richard Fitzwilliams a la cadena británica BBC.
Otros estudios señalan que Carlos III no tiene el músculo político de su madre y no es una referencia de estabilidad para la corona. Algunos analistas incluso señalan que Gran Bretaña podría entrar en zozobra política e, incluso, un nuevo Brexit.
SIN BILLETES
La poca credibilidad y descontento popular que tiene Carlos III se refleja hasta en las monedas y billetes de la Mancomunidad.
El Banco Central australiano removerá la imagen de la monarquía británica de su papel moneda, sustituyendo a la fallecida reina Isabel II de sus billetes de cinco dólares con un diseño que honra a su cultura indígena.
Con la decisión de no incluir en sus billetes a Carlos III, sucesor de Isabel II, ningún monarca británico estará en el papel moneda de Australia.
El Banco de Reserva de Australia dijo que consultaría con la población indígena sobre un nuevo diseño que “honra a la cultura e historia de los primeros australianos”.
La decisión fue celebrada por el movimiento republicano del país, el cual recordó que la población indígena se encuentra en el territorio australiano 65.000 años antes de la llegada de los colonos británicos.
“La idea de que un rey cuya riqueza personal y privilegios descansan sobre (…) la masacre de los pueblos originarios deba figurar en nuestra moneda, en lugar de los descendientes de las víctimas, ya no es justificable en un momento de la verdad (y) la reconciliación”, declaró Craig Foster, jefe del Movimiento Republicano Australiano.
El Banco Central señaló que el cambio es apoyado también por el gobierno laborista del primer ministro Anthony Albanese.
Lo mismo está aconteciendo en otros países de la Commonwealth.