El tren eléctrico de pasajeros en la Gran Área Metropolitana (GAM) no es más que un capricho que se orquestó en el gobierno anterior desde el Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer) y el despacho de Claudia Dobles, primera dama de la República, casi que desde que se inició esa Administración.
Como se reiteró en innumerables ocasiones al Poder Ejecutivo, un tren eléctrico debe ser económico y acorde con las necesidades del público que utiliza este servicio, sin embargo, parece que en el Incofer se hicieron de oídos sordos.
Desde el Ministerio de la Presidencia de ese momento se gestionó la consulta para ver si Claudia Dobles podía dirigir el proyecto del tren, pero, como dicen, les salió el tiro por la culata porque en ese momento la respuesta fue negativa por parte de la Procuraduría General de la República, aunque esto no fue impedimento para que se siguiera insistiendo en el tema.
A pesar de todo lo que sucedió en el gobierno anterior y toda la insistencia, la tarde de este miércoles se dio por concluido el tema por parte de nuestro país, porque el presidente Rodrigo Chaves dio a conocer que el tren eléctrico impulsado por Dobles se había descarrilado y Costa Rica ya no seguiría con el proyecto a pesar de la tozudez del último gobierno del Partido Acción Ciudadana (PAC).
La verdad es que ya dejó de ser una discusión de si lo merecemos los ticos o no, sino de que no se debe invertir $1.550 millones en algo de lo que no tenemos certeza de que sirva o es rentable.
Y es que no es un arranque de la Administración actual, sino que existen cuestionamientos a los estudios y análisis de factibilidad que se habían hecho donde se demostraba que el beneficio del proyecto PAC no era nada en comparación con el gasto a realizar.
Endeudar a Costa Rica por el capricho de una primera dama no es negociable, lo mejor es esperar e invertir este dinero en un proyecto no solo que sí sea realizable, sino que sí venga a resolver los problemas de movilidad que existen en el país.
Nadie puede negar que en Tiquicia hay personas a las que se les va la vida montadas en un carro o en bus, eso no está en discusión, pero es vital que, si se va a llevar a cabo un proyecto, venga a alivianar las presas, a desahogar las calles, especialmente las capitalinas.
Que sea tan bueno que muchas personas decidan dejar sus carros en sus casas y que entonces usen otra modalidad colectiva para trasladarse hasta sus trabajos, centros de estudio y lugares de esparcimiento.
Precisamente por eso el gobierno actual tomó la decisión de hacer estudios y ver cuál proyecto beneficiará al país y el que más impactará la vida de los costarricenses y sus visitantes.
Porque para nadie es un secreto que si los turistas tienen una modalidad más rápida para movilizarse por nuestro país esto nos generará un plus a nivel mundial, porque ya no seremos el país de las presas eternas donde a la gente se la pasa en tiempo sin poder disfrutar de las bellezas naturales de este país.
Dejemos el capricho para después, que el tren no es la única solución para el país. Se necesita entrarle al desempleo, a la pobreza, al narcotráfico y los problemas de inseguridad ciudadana, a todo lo que agobia al país, el cual hasta hace un par de meses estaba en el olvido.