El parque vehicular de automóviles eléctricos en Costa Rica ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, con un incremento superior al 507% en los últimos cuatro años.
Así lo señala el estudio “Movilidad Eléctrica en Costa Rica”, desarrollado por el Área de Análisis del Desarrollo del Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplán) entre diciembre de 2020 y setiembre de 2024.
De acuerdo con la investigación, tres factores han favorecido el aumento de estos autos no contaminantes en suelo nacional: la matriz que produce energía a partir de recursos renovables, el interés de los costarricenses por no contaminar y el ahorro en combustibles.
“Los vehículos eléctricos operan a un costo considerablemente menor, con un ahorro de hasta el 80% en comparación con los automotores de combustión interna, lo que representa un beneficio económico tanto para los usuarios como para el país”, indica el informe.
El mismo documento también destaca elementos como la amplia red nacional de electrolineras de carga rápida, los incentivos fiscales y arancelarios para la compra de los automotores y un marco normativo que incentiva el desarrollo del mercado en el territorio nacional.
Condiciones limitantes
Pero el estudio remarca una serie de condiciones que pueden limitar la importación de estos carros en los próximos años, como la caducidad de los incentivos fiscales. También se apunta que, debido al crecimiento de este nuevo parque vehicular, se está llegando al límite de la capacidad de la red eléctrica nacional, así como la necesidad de mejorar la cobertura de la infraestructura de carga.
De acuerdo con un estudio realizado el año anterior por la Autoridad Reguladora de Servicios Públicos (Aresep), existe una concentración de cargadores eléctricos en la Gran Área Metropolitana (GAM).
Asimismo, se requiere estandarizar los sistemas de pago en centros de recarga. Por ahora no existe una tarifa de cobro establecida para recuperar la energía de dichos autos de parte del ente regulador, por lo que cada empresa cobra de acuerdo con su propio criterio.
“El costo de las instalaciones no lo definimos, sino que son parte del servicio en el negocio que decide colocar un cargador”, asegura Carolina Mora, vocera de Aresep.
En general, el desembolso por usar dicho servicio en un establecimiento oscila entre ¢3.500 y ¢5.000 por media hora.