El reconocido exembajador Javier Sancho, quien también fungió como presidente de la Asociación Costarricense de Diplomáticos de Carrera (ACDC), conversó con DIARIO EXTRA sobre la importancia de respetar el Estatuto del Servicio Exterior y la oportunidad que tiene la canciller Epsy Campbell de ordenar la casa.
En las últimas semanas algunos diputados han cuestionado que Campbell designara, al parecer de forma irregular, a varios funcionarios en la Casa Amarilla.
¿Por qué es importante respetar lo que estipula el Estatuto del Servicio Exterior?
-El Estatuto del Servicio Exterior (y su reglamento), si bien es muy antiguo porque data de 1965, lo que trata es de ordenar todo el proceso de profesionalización de la carrera diplomática. En ese sentido para que haya una correcta armonía, en lo que debe entenderse como el escalafón diplomático y el ordenamiento de los cargos dentro de la Cancillería, se debe empezar por hacerse una total reingeniería a lo interno del Ministerio.
¿Qué tipo de reingeniería?
-Lo que debe hacerse es colocar a los funcionarios en los rangos que les corresponden porque lo que se ha venido haciendo es dar cargos como embajador interino a algunos funcionarios que no tienen el rango. Eso origina mucha confusión y de alguna forma crea un desánimo en la misma carrera que conspira contra la rotación en esta.
¿A qué se refiere con conspiración entre los propios diplomáticos de carrera?
-A muchos funcionarios de carrera que están en sede central en Costa Rica no les interesa salir al exterior cuando ya están confortables en un puesto de dirección, donde para haber llegado a ese puesto requería haber tenido el rango de embajador. El salario es mucho mejor, entonces no les interesa salir al exterior. Eso hace que de alguna forma se abra la inopia, se abran otros elementos que están previstos en la legislación como el de interés nacional para hacer nombramientos de tipo político. Entonces creo que les corresponde a los diplomáticos de carrera, en vez de entrar en contradicciones, colocarse en los rangos que les corresponden y aspirar a los ascensos de acuerdo a lo que está establecido en la ley y de acuerdo a los concursos que se deben dar dentro de la Cancillería.
Y respecto a la rotación que usted mencionó…
-Es muy importante que los diplomáticos de carrera entiendan que deben darle rotación al exterior y del exterior hacia Costa Rica… No es posible que también muchos diplomáticos quieran permanecer todo el tiempo en el exterior o como muchos diplomáticos que quieran permanecer todo el tiempo en la Casa Amarilla. Eso no contribuye en nada a la profesionalización del Servicio Exterior y por eso digo que los diplomáticos conspiran con lo que tiene que ser una verdadera carrera diplomática.
Entonces la responsabilidad para que la carrera diplomática sea respetada también depende de ellos.
-Claro. No es posible, por ejemplo, que los diplomáticos contradigan al jerarca de turno de que le debe dar un puesto en equis o ye lugar porque no les gusta ir a un lugar u otro. Se ve mucho por ejemplo cuando son puestos en la región o cuando son puestos en países difíciles como Nicaragua, Cuba o Venezuela en estos momentos. Hay diplomáticos que desisten de prestar servicios en esos países porque estiman que de acuerdo a su nivel no les corresponde.
¿Cómo debería funcionar entonces la carrera, tanto del lado del jerarca como de los diplomáticos?
-En las cancillerías serias del mundo, como las de Brasil, Chile, España o Perú, por citar algunos ejemplos, a los diplomáticos de carrera se les solicita participar en los concursos y les dan las garantías para que lo hagan y para que lleguen a esos destinos. Aquí en Costa Rica me tocó ver muchas veces a los diplomáticos que se resistían ir a destinos que no les eran convenientes y otros que solo quieren el que nosotros llamamos “circuito Revlon” (París, Roma, Nueva York). Tampoco es conveniente que algunos funcionarios reciban un rango de embajador, que no les corresponde, porque como dije, les da la posibilidad de tener un mejor salario, entonces no quieren participar en los concursos, y si no hay participación y no hay rotación, nunca tendremos en realidad una verdadera carrera profesional.
Sobre ese punto y de acuerdo a su experiencia, ¿el artículo 9 del Estatuto del Servicio Exterior debe cumplirse o es una referencia, como señala doña Epsy?
-El articulo 9 es un artículo de una ley, punto. Está ahí. Lo que sucede es que en 1998 de alguna forma se llegó a determinar que los puestos de directores, principalmente de Protocolo, Política Exterior y Cooperación, eran de confianza. Eso se hizo en 1998 por una razón muy simple. En aquel entonces existían los fondos de Taiwán y como había pocas plazas de confianza dentro del Ministerio (a lo sumo unas cuatro) se ideó que los puestos del escalafón de director general de esas direcciones eran puestos de confianza. Esos puestos se pagaban con dineros de la cooperación taiwanesa, entonces ahí se nombraba a personas que no eran de la Cancillería y se fue estableciendo una práctica que luego se eliminó del todo. Fuera de eso, creo que la interpretación que (Campbell) da del artículo 9, si el articulo 9 está en la ley es porque es una ley, no es una referencia.
¿Entonces le parece correcta la consulta a la Procuraduría?
-Me parece que lo más conveniente es buscar aclaraciones sobre alguna interpretación que se quiera dar a la legislatura. Me parece muy oportuno que se haga. Recuerdo que cuando estuvimos en la junta directiva de la ACDC tuvimos diferencias muy grandes con el entonces canciller René Castro Salazar porque él utilizó los puestos dentro de la Cancillería para nombramientos políticos y también hizo un uso inapropiado de la figura de la inopia. Eso nos obligó a la junta directiva de entonces de la ACDC a consultar con la Procuraduría General de la República, la cual por medio de la Procuraduría de la Ética nos dio una interpretación de cómo se debían hacer los nombramientos y las normas que había que respetar en esos procedimientos. En el pronunciamiento de la Procuraduría de 2011, que es bastante claro, se señala cuáles son los cargos de confianza y cuáles son los puestos que deben ser servidos por diplomáticos. Al final esto concluyó con la salida del ministro Castro. Eran otras épocas.
Para que el lector entienda, ¿cómo dañan los nombramientos políticos o alejados de los rangos?
-En la administración pasada se trasladó a un embajador que estaba en Belice y nunca le dieron funciones aquí. Prácticamente estuvo desde diciembre de 2016 (que regresó a Costa Rica) para asumir algún cargo dentro de la Cancillería y la administración anterior nunca le otorgó un cargo. Se jubiló porque llegó a la conclusión de que sería mejor estar en su casa jubilado que estar en la Cancillería sentado sin hacer absolutamente nada. Esas son las cosas que se deben evitar y esas son las cosas por las cuales la Asociación también debe velar, y debe ayudarle en el buen sentido (subrayo en el buen sentido de la palabra) al jerarca de turno a ordenar la casa.
Por eso la importancia de cambiar lo que históricamente se ha hecho…
-Por eso dije al principio que se debe hacer una reingeniería, ver quiénes deben estar en los puestos respecto a su rango y quiénes no, porque de alguna forma se están pagando salarios por una condescendencia que no es conveniente. Debe verse con mucho detalle a quién le corresponde estar en un cargo, no se trata solo de los títulos profesionales o que sea una persona muy inteligente, muy valiosa; debe tenerse en consideración que se debe respetar el rango de la persona.
¿Tiene entonces doña Epsy una oportunidad de oro para cambiar la historia?
-Por supuesto. Se necesita una reingeniería tanto en el Servicio Exterior como al interior de la Cancillería. La señora canciller Campbell debe aprovechar la oportunidad para ordenar la casa, hacer un recuento de los diplomáticos de carrera, verificar la jerarquía, el cumplimiento del escalafón, y con base en eso plantear un manual de estructura dentro del Ministerio. Debe haber un ordenamiento. Si usted es consejero debe estar en un cargo de acuerdo a y un salario de consejero, si usted es un embajador de carrera debe estar en una dirección o en el Servicio Exterior, punto.