En nuestra sociedad, los estudios científicos revelan que el cáncer de testículo es el tumor maligno más frecuente en los hombres entre los 15 y 35 años. Desde luego se puede presentar en hombres mayores y aún en personas más jóvenes.
En la mayoría de los casos este tumor pasa largos periodos sin dar síntomas y cuando los produce suelen ser muy inespecíficos como una leve inflamación, la sensación de pesadez o un dolor tenue, molestias que rara vez motivan al paciente a consultar.
Al día de hoy no sabemos que produce este cáncer, por lo tanto no lo podemos prevenir, de manera que la verdadera tarea es detectarlo a tiempo, cuando la posibilidad de curación es superior al 90%. Por eso la recomendación médica es que todos los hombres mayores de 15 años deben de autoexaminarse los testículos regularmente al menos cada mes, o idealmente dos veces al mes.
Desdichadamente, el autoexamen testicular es un tema desconocido en nuestro medio y múltiples reportes señalan que muchos hombres no están dispuestos a realizarlo, ya sea por temor o por vergüenza, y este mismo temor y esta misma vergüenza también les impide consultar para ser examinados a fondo. Por eso debemos motivar a la población masculina a examinarse periódicamente y desde luego el papel de la familia es crucial para esta instrucción.
La razón de recomendar el autoexamen testicular todos los meses es con el fin de familiarizarse con el tamaño y la forma normales de los testículos, lo que permitirá descubrir la presencia de algo diferente o anormal en el futuro.
Lo ideal es realizar el autoexamen testicular mientras se está tomando un baño caliente, o inmediatamente después. Recordemos que el escroto (la piel que recubre los testículos) está más relajada en ese momento, por lo tanto, se facilita el examen. Por el contrario, cuando la piel de la bolsa testicular se contrae, se hace más difícil detallar las diferentes características testiculares.
Lo ideal es examinar un testículo por vez. Se debe sostener el testículo con una mano mientras se palpa detenidamente con el pulgar, el índice y el dedo medio de la otra mano. El propósito es palpar toda la superficie testicular, tanto por delante como en la zona posterior sin olvidar, los polos o áreas superiores.
El objetivo del examen reside en detectar pelotas, abultamientos, deformidades o protuberancias. En ocasiones, pueden ser tan pequeñas como un grano de arroz, otras veces pueden ser del tamaño de una bola de pin pon e incluso de mucho mayor tamaño.
También debe llamar la atención la presencia de cambios en el color de la piel de la bolsa testicular, así como la presencia de dolor o hinchazón en la ingle o en los testículos.
Es importante destacar que la mayoría de los abultamientos e irregularidades que se palpan a nivel testicular suelen ser benignas, es decir, no son causados por procesos cancerosos, de manera, que no hay razón para preocuparse. Desde luego cualquier duda o anormalidad palpada debe ser comentada con el médico para determinar si se requieren exámenes más profundos.
El autoexamen testicular es tan importante como el control prostático en los hombres y el autoexamen mamario o el Papanicolaou en la mujer, de tal forma que debemos darle ese lugar prioritario en nuestros cuidados médicos.