La tradicional estrategia de comunicación en que el presidente resalta al pueblo las acciones que ha realizado durante su mandato, no tendrá efecto en la administración Chinchilla. En el último año de gobierno el nuevo ministro de Comunicación deberá afrontar este reto y dar un giro si quiere cumplir el cometido, así lo expone el experto en comunicación, Luis Castro.
“Lo único que construye percepciones positivas son los hechos, no las palabras. De modo que producir hechos de los que una población considera positivos y dar a conocer los ya existentes, que sean de interés natural de los ciudadanos, puede funcionar, pero no en una campaña de \”yo hice\” sino en un reconocimiento de lo que Costa Rica es capaz ahora y en el futuro. El país no necesita una campaña de salida de la Administración, sino una de entrada al futuro que comienza cada día, para lo cual puede ser realmente útil lo que ya se hizo y se hace hoy en ese sentido” explicó el comunicador.
GIRO AL ENFOQUE
Y es que el nuevo jerarca de Comunicación no la tendrá sencilla, no sólo porque llega a la cartera de salida y la toma en medio de una polémica; sino que además deberá liderar un plan de frente a un país que crece en descontento contra la mandataria.
“El principal obstáculo que enfrenta un estratega de comunicación para dar a conocer la labor de un gobierno es siempre, en primer lugar, conseguir la atención y el interés de la población y luego, la credibilidad. En el caso de una administración que presenta un nivel alto de desgaste y tiene muy poco tiempo para recuperar relevancia, la tarea es casi imposible si se enfrenta con el enfoque tradicional de campañas de logros, las que normalmente rechaza la población. Se necesita un enfoque diferente”, explicó Castro.
Según el experto, además de estos elementos el ministro deberá lidiar con la fuerza las redes sociales que han marcado un rumbo distinto en la comunicación, por lo que sostiene que es “un momento especialmente complicado para la comunicación gubernamental”.
Además el país enfrenta un transición cultural, una variación total del panorama político, y una crisis en la confianza.
¿Pero quién puede lidiar con todo ese panorama? Durante esta administración la presidenta colocó a un politólogo y a un abogado en el despacho de comunicación. ¿Cuál debe ser el perfil ideal para un ministro de esta cartera?
“El perfil de quien ocupe la cartera de comunicación puede ser el de un comunicador, un politólogo o similar, pero lo importante es que, cualquiera que sea su preparación académica, comprenda cómo funciona la comunicación de esta índole y tenga una clara idea de lo que ocurre políticamente a su alrededor, para hacer un matrimonio de ambas cosas. El mensaje tiene que convertirse en parte del ciudadano, integrarse a él o ella y para eso, debe ser afín a cada uno de nosotros y despertar emociones, esperanzas o sensaciones de estar bien. Por eso no puede ser el clásico comercial de gobierno” explicó Castro.