El presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, prometieron recuperar “el alma de los Estados Unidos”. Esa es su gran misión histórica, en su propio país y para el mundo del presente.
La bipolaridad y las locuras narcisistas y autoritarias de Trump y sus seguidores sediciosos, fueron demasiado para esa respetada y bicentenaria democracia.
El activo liderazgo de los Estados Unidos en defensa de la libertad y la democracia y la redefinición positiva de su política internacional en el Sistema de las Naciones Unidas y en la cooperación estratégica y económica con sus aliados y los países en desarrollo, como lo ha decretado ayer mismo el nuevo gobierno, es fundamental para el equilibrio y la estabilidad que se requieren y necesita el mundo multilateral y ampliamente competitivo que vivimos , al margen de los intereses propios y conocidos de las grandes potencias.
No se trata de una simple realineación de los países democráticos, como en los años de la Guerra Fría. Ahora se trata de una visión pragmática y realista sobre el Nuevo Orden Internacional y de una política internacional soberana e independiente, en el marco del multilateralismo y de varios centros de poder.
Más allá de sus políticas internas, la política internacional de Trump se caracterizó por sus permanentes conflictos con sus aliados democráticos de Europa, el desconocimiento e ignorancia frente a América Latina y África, su parcialización a favor de las dinastías árabes petroleras, la guerra comercial con China y su ambivalencia frente a Rusia. Un completo y enorme desastre.
Soberanamente y bien claros de nuestra coincidencia de principios y valores con los Padres Fundadores de los Estados Unidos, que son los mismos de nuestros 200 años de vida independiente y republicana, Costa Rica tomó la valiente decisión histórica de establecer relaciones con la Unión Soviética en media Guerra Fría en el tercer gobierno de don Pepe Figueres y, en el segundo gobierno de Oscar Arias, abrió sus relaciones con la República Popular China.
Aliados y amigos estratégicos de Washington en la defensa y promoción de los principios democráticos y los Derechos Humanos Fundamentales, con el Tratado de Libre Comercio se incrementaron nuestras prioritarias relaciones económicas y, en los últimos años, creció y se fortaleció la vital y necesaria cooperación bilateral contra el narcotráfico y la delincuencia internacional.
Eso es tener visión estratégica y una política internacional soberana, realista e independiente, en el plano bilateral y en todos los organismos multilaterales.
Hoy celebramos con alegría y esperanza el cambio de gobierno y de política internacional en los Estados Unidos. En los próximos años, viviremos en un mundo menos tenso, más estable, seguro y de mucho mejores y amplias oportunidades para Costa Rica.
Un mundo en el que podemos y debemos jugar un papel protagónico, por la fortaleza de nuestras instituciones democráticas, la imagen de país sin fuerzas armadas, conservacionista, pacífico y uno de los lugares más bellos del mundo.