Soy un hombre casado de 43 años. Hace poco leí que los organizadores de las Olimpiadas en Tokio diseñaron camas de cartón que dan un soporte justo para una persona, con el fin de evitar el contacto sexual entre los deportistas. Eso me pareció ridículo y habla de una total ignorancia de la naturaleza misma del sexo. Al inicio creí que era una noticia falsa de esas que circulan por ahí, pero luego la leí en periódicos serios de Europa.
Esta noticia ha circulado por todo el mundo generando sorpresa, tanto por lo inusual de la medida como por lo poco efectiva de esta, y se une a otras medidas, como no repartir condones entre los atletas, destinadas a evitar los acercamientos de los competidores, por el temor al contagio con el Covid-19.
Las Villas Olímpicas tradicionalmente son un lugar de encuentros amorosos, idílicos y sexuales. Así en los Juegos de Invierno del 2018, en Corea del Sur, aumentó en un 350% la utilización de la aplicación de citas de Tinder. En los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro del 2016, se distribuyeron cerca de 500 mil preservativos, es decir, 42 por atleta.
Según los voceros, estas camas soportan hasta 200 kilos de peso, de tal forma que podrían soportar a dos personas de 90 kilos, por ejemplo, y ya se han publicado múltiples artículos, memes, y videos en que se observan atletas con una fuerte contextura brincando sobre las camas sin el menor problema, de tal forma que probablemente el objetivo del comité organizador con estas camas sea mandar un mensaje a los atletas más que evitar las relaciones sexuales, que todos sabemos se pueden hacer en el suelo, de pie, hincados, es decir la cama no es un requisito para la actividad sexual.