La alta delincuencia que aflige a los vecinos de Palmar Norte en Osa es tanta que también ha afectado a los bomberos de la zona, quienes han sido víctimas de balaceras y del hampa.
Los agujeros que han quedado en las paredes, portones y rejas de la estación son ejemplo de los constantes proyectiles que terminan impactando la estructura.
Al parecer la guerra entre los vendedores de drogas es la culpable de que los apagafuegos teman por sus vidas.
“La estación se encuentra ubicada en una zona conflictiva rodeada de bares que propician obviamente la ingesta de licor. Es común ver a habitantes de la calle consumiendo drogas y en la parte trasera de la estación se ha desarrollado una estructura tipo rancho, donde estas personas ingresan constantemente a hacer consumo y venta de sustancias. En algunas ocasiones ha habido conflicto entre ellos provocando heridos de arma blanca o de fuego, siendo que hasta la delegación ha sido impactada por balas y que nuestro personal se haya visto amenazado de esta manera. También hemos visto personas extrañas en nuestro edificio cuyas intenciones desconocemos, sin embargo, no creemos que sean buenas”, dijo Josué Araya, jefe de batallón en Palmar Norte.
Para evitar ser víctimas de la delincuencia, los bomberos han colocado cámaras en la infraestructura y se encuentran buscando un nuevo terreno en otro lugar que les dé mayor protección.
CON MANOS EN LA MASA
Un ejemplo de la inseguridad que se vive en la zona se vio cuando un sujeto fue detenido por la policía después de meterse a robar a Pollos Palmarín.
El video del comercio grabó cuando el sospechoso aprovechó el momento en que una empleada abrió la cortina del negocio a las 5:00 a.m. y se fue para la cocina ubicada en la parte de atrás de local para ingresar y llevarse el dinero de la caja.
El supuesto ladrón fue detenido pocos minutos después por la Fuerza Pública y el dueño del local interpuso la denuncia en la Fiscalía de Osa, ya que según cuenta ha sido víctima de varios robos por parte de este mismo antisocial.
“Este mismo hombre se ha robado bicicletas de los muchachos míos y se llevó todo el dinero de la caja junto con unos cierres que había por debajo de la misma equivalentes a un monto de dos millones treinta y tres mil colones”, contó Juan Migue Porras Madrigal, dueño del establecimiento.
DELINCUENCIA DESMEDIDA
Los habitantes y comerciantes de Palmar Norte y Ciudad Cortés también viven a diario con la sombra del hampa sobre ellos.
Todos están preocupados por la ola de robos, venta de drogas y disparos que han venido en aumento.
“Meses atrás hubo una muerte, ya los sicarios matan a personas, aparentemente hace poco hubo un asalto a una muchacha menor de edad aquí sobre la calle que va hacia el Banco Nacional. Es difícil porque se ha proliferado la drogadicción y los delitos”, acotó Víctor Trejos, uno de los afectados.
Los delincuentes ya hasta les perdieron el miedo a los vecinos e ingresan a las viviendas para ver qué se pueden llevar.
“Tenemos una problemática porque el salón comunal es la cama de los piedreros y drogadictos, todo lo que se roban lo van a meter ahí. Ya van dos noches que se meten a robar a mi casa, la primera se robaron ropa de mi novio, toda la comida, una pantalla y lo que había en el refrigerador.
Ahora la segunda vez llegó a mi residencia y faltaba una máquina de coser; cuando salgo al corredor a ver si hacían falta más cositas, veo al tipo saliendo del salón comunal con la chunche en el hombro y tuvimos que detenerlo”, relató Sandra Monge, una de las vecinas afectadas.
Los sureños piden que las autoridades tomen cartas en el asunto y haya más presencia policial para evitar los delitos.