Lograr que la mayor parte de los jóvenes sean bilingües de cara a 2040 no es más que una utopía, si se toma en cuenta que se necesita tener buenos profesores para lograr grandes resultados.
Basta con ver las mediciones del Ministerio de Educación Pública y la Universidad de Costa Rica para determinar que hay maestros que llegan al aula con un nivel de inglés inaceptable.
¿Cómo es que van a formar a los estudiantes si ellos mismos no tienen el conocimiento? Eso es lo que nos deberíamos estar preguntando como sociedad.
En palabras sencillas, un docente con un nivel C1 en el marco de la Prueba de Inglés para la Comunicación Internacional (TOIC) no puede hacer que un joven alcance un A1, ¿o sí?
Para lograr el objetivo habría que empezar por ordenar la casa, es decir, aplicando el examen a todos los profesores y así conocer cuál es su preparación para enseñar.
Desearíamos que más pudieran asistir a colegios privados, pero no es así y por tanto la educación en los centros educativos públicos debe reforzarse al máximo. Estudiar inglés no es barato, aunque hay muchas academias y acceso a plataformas, sí se quiere tener realmente un dominio del idioma, esto tiene un costo y no se aprende en cualquier lado.
Sin embargo, desde hace unos 20 años venimos escuchando de un ministro de Educación a otro que van a lograr el bilingüismo, el tiempo pasa y solo quedan las promesas.
El inglés se volvió tan necesario para conseguir trabajo como lo es tener un título universitario y con la llegada de la tecnología prácticamente se convierte en el binomio perfecto.
Hablar dos idiomas es la puerta de entrada para muchas empresas que desgraciadamente reportan todos los años que no encuentran trabajadores capacitados en Costa Rica.
Esto de alguna forma viene a contribuir tanto en el ingreso de los hogares como a la economía del país, de ahí la importancia de establecer alianzas para hacer el cambio.
Se estima que poco más del 15% de los costarricenses domina un segundo idioma. El reto es más que grande.