El pepino aporta fibra, pequeñas cantidades de vitamina C, provitamina A y de vitamina E, y, en proporciones aún menores, vitaminas del grupo B tales como folatos, B1, B2 y B3.
En su piel se encuentran pequeñas cantidades de beta-caroteno, esencial para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
La vitamina E interviene en la estabilidad de las células sanguíneas y en la fertilidad. Al igual que la vitamina C, tiene acción antioxidante e interviene en la formación de colágeno, glóbulos rojos, huesos y dientes, favorece la absorción del hierro y aumenta la resistencia frente las infecciones.
En la composición del pepino está presente una pequeña proporción de beta-sitosterol; un compuesto con actividad antiinflamatoria e hipoglucemiante, que participa en la respuesta del sistema inmunológico.
A la hora de elegir un pepino se recomienda buscar aquellos con piel verde más oscura, sin manchas amarillas ni defectos, al tacto debe estar firme, la textura puede variar, no obstante, la firmeza debe ser homogénea.
Pueden conservarse en refrigeración durante un periodo de tres a cinco días, sin embrago, no se recomienda congelarlos ya que se ablandaría su pulpa.