Desde la aparición de los nuevos dispositivos electrónicos, el mercado para fumadores se ha abierto a nuevos espectros, sabores, precios y formas de consumir nicotina.
No obstante, aunque estos Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) se muestran como alternativas para dejar el cigarrillo tradicional o se consideran una manera menos dañina de consumir dicha sustancia, lo cierto es que los peligros a los que se exponen las personas que vapean, como se le conoce popularmente a la práctica, se tornan igualmente riesgosos.
Para frenar la popularidad que han logrado los vaporizadores, desde 2020 se ha promulgado una serie de reformas a la Ley Nacional Antitabaco que han permitido regular la utilización de estos productos.
No obstante, para la ministra de Salud, Mary Munive, la legislación actual para combatir los vaporizadores no es lo suficientemente robusta como su “prima”, que regula el consumo de tabaco.
“Tienen una ley propia (los vaporizadores), pero es una ley que no tiene tal vez los dientes tan robustos como los tiene la Ley Antitabaco. Se está generando un proyecto de ley para poder generar estas mejoras, porque hay muchos vacíos”, señaló la jerarca a DIARIO EXTRA.
Para Munive, el principal fallo que contiene esta legislación es en la parte de empaquetado visual, ya que la mayoría de dispositivos continúan teniendo diseños llamativos con pocas señales de advertencia para prevenir o controlar su consumo.
“La parte del mensaje visual, la publicidad, y también la parte del registro o no de lo que es el líquido interno. Este tipo de colores y que lo hacen de alguna forma muy atractivo para los niños, han sido condicionantes para poder tener desafortunadamente a una población que es cada vez más joven y con contenidos de sustancias que no son ni siquiera permitidas, pero al no haber regulación que lo impida, desafortunadamente se ha tenido esto a la libre”, lamentó.
¿SE APLICA LA LEY?
Aparte de que, según afirmó Munive, esta legislación presenta flaquezas, no se estarían cumpliendo a plenitud ni los apartados que dentro de la Ley Antitabaco regulan los vaporizadores ni las directrices que se han emitido posteriormente para batallar contra su acelerado consumo. En octubre de 2021, la Asamblea Legislativa aprobó en segundo debate el expediente 21.658, que prohíbe la utilización de vaporizadores en sitios como restaurantes, hospitales, escuelas, clubes nocturnos, universidades, taxis, oficinas, etc.
Pero la aceptación y normalización de la cultura del vapeo es tal que incluso existen sitios cerrados, como bares en San Pedro de Montes de Oca y San José, donde el uso es permitido de manera clandestina.
Asimismo, la regulación que se ejerce para controlar su venta y distribución es un reto para las autoridades sanitarias, ya que la variedad ha ido en aumento, al punto que se cuenta con modelos desechables y recargables en que el usuario puede cambiar el sabor y nivel de nicotina según su hábito de consumo. Estos mismos pueden ser comprados en supermercados, páginas web y tiendas que son específicas para la venta de estos productos.
La comercialización potenciada de dichos dispositivos encendió las alarmas de la Red Nacional Antitabaco (Renata), ya que según indican se estarían infringiendo a nivel nacional los artículos 12 y 23 de la Ley Antitabaco, los cuales tratan sobre la prohibición de publicidad y patrocinio de productos de tabaco y sus derivados, lo cual incluye vapeadores, así como la prohibición de su venta a personas menores de edad.
“Cualquier persona que ingrese a un supermercado, tienda de conveniencia y abastecedor, puede ver publicidad y promoción de productos de tabaco, incluyendo vaporizadores o vapes, cigarrillos electrónicos, entre otros.
Hay una alta exhibición de los mismos en supermercados y algunos colocados estratégicamente junto a golosinas, estrategia que ha utilizado la industria tabacalera violando las leyes de muchos países y teniendo que pagar multas por haberlo hecho”, manifestó Nydia Amador, presidenta de Renata.
El precio de los vaporizadores depende de la cantidad de “puffs”, es decir las veces que el usuario puede aspirar el producto. En supermercados y en tiendas específicas se consiguen desde los ¢5.000 y hasta los ¢15.000.
Mientras que los recargables sí tienen un precio mayor, que sobrepasa los ¢20.000, aunque la persona vapeadora puede controlar los sabores y el nivel de nicotina que quiere consumir.
LOS RIESGOS DEL VAPEO
A pesar de que existe un debate sobre el consumo de estas sustancias, el Ministerio de Salud no promueve su consumo como alternativa terapéutica para dejar el cigarro.
No obstante, de acuerdo con Luis Eduardo Sandí, médico psiquiatra del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), el impacto que causa el vaporizador en el cuerpo humano es mucho menor que el cigarrillo, esto por el número de sustancias tóxicas que lo componen.
“Si ustedes revisan la literatura, un cigarro tiene más o menos 7.000 sustancias y cientos de ellas son tóxicas, entonces claro, por eso los fumadores no solo padecen dependencia del tabaco, sino que hacen cáncer, enfisema, bronquitis. Sin embargo, los sistemas electrónicos tienen cuatro o cinco sustancias, desde la perspectiva de alguien que no quiera dejar de fumar o no pueda dejar de fumar, esta sería una alternativa. No es lo mismo consumir 7.000 sustancias tóxicas a un dispositivo que tiene cuatro o cinco”.
Aun así, el doctor dejó claro que de todos modos no es una buena idea fumar vaporizadores, porque también causan daño en el cuerpo humano.
Por su parte, Renata ha criticado este tipo de declaraciones, pues los daños que causan estos llamados cigarrillos electrónicos en el organismo son diferentes, por lo que no se puede aprobar el uso del vaporizador basándose en los daños que provoca el tabaco en sus presentaciones tradicionales.
Así mismo, al tener los vaporizadores grandes dosis de nicotina, provocan alta dependencia al mismo tiempo que fungen como droga taxi, es decir, son las puertas hacia el consumo de otras sustancias más fuertes.
“Es cierto que uno de los peligros del consumo de nicotina a edades tempranas es el consumo posterior de otras drogas en edades avanzadas, en ese sentido los vaporizadores podrían tener este efecto en mayor proporción debido a las altas concentraciones de nicotina que ofrecen sus productos, en los cuales la mayor parte de ellos enmascara esa intensidad con sabores y colores que intentan disminuir la percepción de riesgo en la salud principalmente en menores de edad”, aseveró Renata al Periódico de Más Venta en Costa Rica.
Incluso la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) reportó en noviembre de 2023 al primer paciente diagnosticado con síndrome pulmonar a causa del uso de vaporizadores.
Se trata de un joven de apenas 16 años, quien estuvo internado durante 29 días y requirió ventilación mecánica asistida por el uso excesivo de estos dispositivos.
En los últimos años, los vaporizadores han tomado popularidad con rapidez. Su uso, duración y tamaño han propulsado una rápida aceptación en la población tica, principalmente entre las personas jóvenes.
SUBEN VAPOS MIENTRAS BAJA CIGARRILLO
La migración de consumo desde los cigarrillos hasta los vaporizadores ha sido un evento calcado a nivel mundial. Los datos de la Encuesta Global de Tabaquismo en Adultos (GATS, por sus siglas en inglés) revelan que el fumado sigue en franca disminución, desplazado por el vapeo.
“En dicha encuesta se determinó que en el país 453.500 personas utilizan productos de tabaco, asimismo, el uso de estos productos pasó de nueve personas de cada 100 en 2015 a ocho de cada 100 en 2022, siendo el grupo etario de 25 a 44 años el de mayor consumo de cualquier producto de tabaco fumado, lo que equivale al 10,6% de los fumadores encuestados”, informó el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA). Esto a pesar de los esfuerzos para la reducción del uso de productos de tabaco, pues el sondeo determinó que existe un aumento en la utilización de cigarrillos electrónicos al pasar del 1,3% en 2015 al 1,6% en 2022.