Las autoridades rusas detuvieron el viernes a otros partidarios del opositor encarcelado Alexéi Navalni y varios de sus adeptos comparecerán en las próximas horas ante un juez, en vísperas de una gran jornada de manifestaciones a favor del activista en todo el país.
El equipo de Navalni, quien está detenido al menos hasta el 15 de febrero y es blanco de varias causas judiciales, pidió que se organicen manifestaciones el sábado en 65 ciudades rusas para exigir la puesta en libertad del activista. Para las autoridades rusas estas protestas son \”ilegales\”.
La policía, que ya detuvo a varios colaboradores de Navalni el jueves, arrestó el viernes a la coordinadora de la oficina del opositor en el extremo oriente del país, Ekaterina Vedernikova, y a una colaboradora de su organización en Novosibirsk, en Siberia, Elena Noskovets.
Estos arrestos fueron comunicados por el equipo de Navalni y por la ONG OVD-Info.
El jueves también fueron detenidas Liubov Sobol, una de las caras más conocidas del movimiento de Navalni, y su portavoz, Kira Yarmysh, que comparecerán este viernes ante un juez y tendrán que dar explicaciones por haber convocado manifestaciones consideradas ilegales.
Otros colaboradores de Navalni fueron detenidos en diferentes partes del país. Uno de los abogados de su organización, Vladlen Los, de nacionalidad bielorrusa, recibió la orden de salir del país.
El Kremlin, la fiscalía general y el ministerio de Interior rusos han advertido de las consecuencias de participar en las protestas del sábado y otras instancias del gobierno han amenazado con multas a las redes sociales si no suprimían los llamados a manifestar.
Tras ser arrestado el domingo, Navalni respondió el martes publicando una investigación sobre la fastuosa propiedad del presidente ruso Vladimir Putin a orillas del mar Negro que habría costado más de 1.200 millones de dólares.
Este viernes, esta investigación, acompañada de un video de unas dos horas, había sido vista en YouTube por unos 53 millones de personas.
Navalni fue arrestado el 17 de enero al regresar a Rusia tras su convalecencia de cinco meses en Alemania por envenenamiento. El activista acusa al gobierno ruso de haber intentado matarlo, algo que el Kremlin siempre ha negado.