Voy a hacer referencia a algunos aspectos psicológicos y sociales de los adultos/as mayores activos desde una mirada de la realidad actual, tomando en cuenta que antes de los años ochenta, las ciencias del envejecimiento se habían preocupado mucho del envejecimiento patológico y no es sino a partir de los años noventa cuando aparecen programas para promover envejecimiento saludable y activo.
Nos planteamos con frecuencia cómo promover con éxito, en forma competente, activa y satisfactoria el proceso de desarrollo de los adultos mayores desde una sociedad solidaria, justa y desde el propio individuo, quien es agente de su propio desarrollo personal, psicológico, de su salud, de su participación social y de su seguridad.
El envejecimiento activo toma en cuenta aspectos referentes al cuidado del cuerpo y del funcionamiento cognitivo, que ayudarán a optimizar las actividades físicas y psicológicas, a compensar algunos declives como mejorar las relaciones familiares y sociales, así como lograr mayor participación, cómo enfrentarse a situaciones difíciles y aprender a atenderlas adecuadamente ya sea asumiéndolas o soltándolas.
De tal forma que se conceptualiza este proceso desde una mirada de “Vivir con vitalidad” (1), con énfasis en la vida, en eros, puesto que no tiene sentido vivir más años si éstos se viven penosamente, con sufrimiento físico y emocional. La clave es prevenir el envejecimiento patológico que se lleva con enfermedades y discapacidad asociada.
Podemos observar que hay muchas personas adultas mayores que sienten su vida como plena, que mantienen una buena salud, que participan activamente en la sociedad, se mantienen dentro de una mirada positiva del envejecer mientras que existen otras que envejecen por enfermedades múltiples. Lo que conlleva a visualizar la diversidad de imágenes de la vejez y la pluralidad de edades contempladas dentro de este ciclo vital de acuerdo con Anna Freixas (2015) (4). Algunas instituciones ofrecen programas recreativos con ejercicios físicos en la piscina dirigidos a grupos de 30 a 40 personas adultas mayores que desean libremente hacer ejercicios en la piscina. Es evidente que su participación es fabulosa, pues favorece a su desarrollo físico, emocional y social, activo se ven enriquecidos con la implementación de amistades y nuevas relaciones que favorecen la amplitud de su mundo de relaciones, a salir del aislamiento y contribuye a recrear sus proyectos de vida.
Bibliografía
• Fernández Ballestero, Rocío, Cuide su Cuerpo. 2005. España, Editorial Pirámide
• Fernández Ballestero, Rocío, Envejecer con los demás, España, Editorial Pirámide
• Fernández Ballestero, Rocío, Cuide su mente. España, Editorial Pirámide, 2005.
• Freixas Farré, Anna. Tan Frescas. Las nuevas mujeres mayores del siglo XXI. España, Editorial Paidós, 2015
*Psicóloga de la Comisión Adulto Mayor, Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica