Los barrios con poca presencia policial, numerosas rutas de escape y población vulnerable son los ideales para que las bandas criminales puedan extender sus dominios. Los grupos organizados han ido emigrando a barrios que en el pasado eran tranquilos, pero a la fecha son disputados para extender su lucrativo negocio.
Actualmente, comunidades como Llanos de Santa Lucía en Paraíso de Cartago y Nosara en Nicoya de Guanacaste, viven una ola de violencia que antes ni se pensaba, donde los homicidios, las balaceras y riñas se convirtieron en una mala costumbre.
ESTUDIO PREVIO
Bryan Sandí y Karla Alvarado, criminólogos y expertos en seguridad, consultados por DIARIO EXTRA, señalaron que estos grupos, por lo general, envían equipos de avanzada para realizar una logística y estudio del lugar e incluso alquilan viviendas con el fin de conocer el entorno del barrio.
Analizan la cantidad de cámaras de seguridad, tanto de Policía como de los comercios cercanos y después comienzan con un reclutamiento de jóvenes vulnerables que les ayudarán a consolidar el grupo y el dominio territorial.
“Buscan barrios que tengan un aspecto entre lo rural y lo urbano con escasa presencia policial e incluso verifican el tiempo de respuesta ante una eventualidad. Envían algunos miembros para hacer contactos y posibles adictos”, explicó Sandí.
Las bandas organizadas realizan estrategias para distribuir o almacenar drogas o para o lavado de dinero. Además, valoran la debilidad socioeconómica de las personas que viven en esos lugares.
“Se aprovechan desde el alquiler de edificaciones hasta ofrecerle a las personas que sean parte de la organización, tienen un acercamiento fuerte con los jóvenes para disuadirlos fácilmente y obtener mano de obra barata. En algunos casos se acercan con engaños y reciben apoyo por falta de conocimiento o malicia”, manifestó Alvarado.
SE INSTALAN
Una vez adueñándose del barrio comienzan a operar con el ilícito negocio, en algunos casos, amenazan a los vecinos y hacen muestras de poderío con disparos al aire o balaceras y hasta asaltos.
“En las distintas etapas de su operación se comienzan a evidenciar los actos de violencia que son generados de la misma comisión de los múltiples delitos.
Además, pueden ser elementos de distracción para los cuerpos policiales y de otras bandas criminales para poder actuar en lugares habituales”, agregó Alvarado.
Para Sandí, muchas de estas agrupaciones emigran porque no hay competencia ni pugna de otras bandas y se les hace mucho más fácil abrir el mercado y posicionarse.
Lo que actualmente ocurre en Guanacaste, donde las zonas turísticas son ahora el gran atractivo del narco.
“Al ser zonas, que en algunos casos son rurales no hay grupos establecidos, una vez que ya se consolidan, comienzan con el reclutamiento y es ahí donde buscan principalmente a estudiantes de escuelas y colegios con el fin de crear adictos e iniciar con un mercado y negocio”, señaló Sandí.
Como parte de las acciones de la Operación Impacto que mantiene la Fuerza Pública en todo el país se realizaron constantes barridas policiales que permitieron el decomiso de armas, droga y dinero.