Barcelona. (DPA) - El Bayern Múnich completó ayer la final alemana en la Liga de Campeones de Europa al golear al Barcelona con facilidad por 3-0, también en el Camp Nou.
Barcelona. (DPA) – El Bayern Múnich completó ayer la final alemana en la Liga de Campeones de Europa al golear al Barcelona con facilidad por 3-0, también en el Camp Nou.
Los bávaros se enfrentarán el 25 de mayo en el estadio londinense de Wembley al Borussia Dortmund, que el martes logró el pase tras dejar atrás al Real Madrid.
Será la cuarta final entre dos equipos de la misma nacionalidad y la tercera del Bayern Múnich en las cuatro últimas ediciones de la Liga de Campeones.
Definitivamente solo habrá cerveza alemana en Wembley.
El Barcelona fue la otra cara de la moneda, la de un equipo hundido, apaleado y aturdido. Perdió las semifinales por un global de 7-0, contando el 4-0 de la ida.
SUFRIMIENTO AZULGRANA
La hinchada del Barcelona acudió en masa al Camp Nou en su sueño de remontada, pero este se desvaneció minutos antes de comenzar el encuentro: Lionel Messi no estaba en el once inicial.
La primera parte fue vertiginosa por el ritmo de los dos equipos, aunque los arqueros apenas intervinieron. En este escenario, y sin la amenazante presencia de Messi, el Bayern Múnich se sintió ganador cuando se marchó al descanso.
Ese sentimiento lo acrecentó al comienzo de la segunda mitad, cuando marcó el primero. El lateral austriaco David Alaba realizó un magnífico cambio de juego hacia la banda derecha, desde donde arrancó Robben.
El extremo holandés orientó su carrera hacia su pierna izquierda y realizó un disparo brutal que entró como un obús.
Entonces los hinchas del Barcelona comenzaron a abandonar progresivamente el estadio, pues preveían una segunda parte muy larga para sus colores. Con todo a favor y un rival persiguiendo sombras, el Bayern Múnich movió el balón a su antojo.
La relajación no le impidió al Bayern Múnich aumentar su renta. El segundo tanto apareció a los 72 minutos, con la progresión de Ribéry por la izquierda, su pase atrás y el autogol de Piqué entre el silencio de la hinchada local y la fiesta visitante.
Cuatro minutos después llegó el tercero, con una nueva maravilla de Ribery. El francés volvió a entrar como un cuchillo por la banda de Alves, centró al palo alejado y Thomas Müller marcó de cabeza. Ahí pisó el freno el conjunto de Jupp Heynckes.
Y chao Barcelona.