A 110 años de tan sublime ocasión, si pensamos que fue en 1913 la vez primera que en nuestra patria se conmemoró la gesta histórica del Primero de Mayo, nos juntamos, una gran diversidad organizacional y sectorial, este pasado lunes en el Parque La Merced, en el marco de una Costa Rica prácticamente irreconocible: totalmente desigual con grandes sectores excluidos, de manera radical, de los beneficios del crecimiento económico.
Nos encontró el Primero de Mayo con una Costa Rica que convirtió a la concentración de la riqueza en su problema número uno por la preservación de un sistema tributario injusto y corrupto.
Llegó el Primero de Mayo y encontró a la clase trabajadora asalariada (pública y privada), con salarios congelados y precarizados, altísimamente endeuda y con severos problemas de liquidez; además, con un sector agropecuario nacional a punto de su liquidación y extinción total.
Este Primero de Mayo de 2023 nos muestra un centro de poder real constituido por una escandalosa colusión de intereses públicos y privados, formadora de una élite banquero-financiera controladora de los poderes públicos. También, este Primero de Mayo nos encontró con un endeudamiento público colosal y su correspondiente y más que obsceno pago de intereses que desequilibra los programas de bienestar y asistencia social.
Llegó este Primero de Mayo y constatamos que la violencia criminal y delincuencial y su parte más descarnada, el ilegal negocio organizado del tráfico de drogas, sigue poniendo en jaque a la propia institucionalidad republicana con su sostenido proceso de infiltración, que ya no solamente abarca los Poderes Ejecutivo y Legislativo, sino también al Judicial.
Conmemoramos este Primero de Mayo y, nuevamente, hemos sido testigos de un nuevo y perverso ataque artero a la misma democracia: los pactos políticos “de los de arriba”; los cuales siguen vulnerando la confianza de la ciudadanía trabajadora en sus gobernantes y asoma, con toda crueldad, el carácter de una nueva estafa política.
La vieja y la “nueva” clase gobernante con la repudiable práctica del pacto y de la componenda, asesta un nuevo golpe a la moral obrera y ciudadana: El Pacto de los Rodrigo en contra de un pilar hasta hoy sagrado de las conquistas obreras universales y nacionales, la jornada de 8 horas. Cruzaron la línea para abrir la ofensiva del capital neoliberal en contra de la esencia misma del Estado Social de Derecho y varias de sus instituciones legales, sociales y republicanas más emblemáticas, como la propia Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
No podía darse una más macabra respuesta político-patronal por mayor justicia obrera y social que esta: que se dé en el marco de la conmemoración histórica del Primero de Mayo la decisión del ataque a la más que sagrada conquista de las 8 horas.
Hoy más que nunca está más que transparente el desafío de los sectores sociales, laborales, cívicos y patrióticos: construir una gran unidad, al menos, en la acción.
Hoy en día, hay muchas más razones para la unidad y esa gente, “los y las de arriba”, nos las viene indicando con su accionar de los últimos tiempos. Al respecto, es alentador: este Primero de Mayo nos encontró pensando en que es más lo que nos une que lo que nos separa.
*Secretario General Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)