Costa Rica se ha destacado como un paraíso natural, donde el turismo se ha vuelto pilar de nuestra economía.
Pero muchas veces a los nacionales no se les da la importancia que se merecen. Lo anterior pese a ser dinamizadores en las diferentes épocas del año, contrario a los extranjeros que visitan el país.
Las distancias cortas entre las provincias hacen que los ticos puedan aprovechar al máximo estancias de hasta un fin de semana. Por esa razón, resulta incomprensible que la Comisión de Asuntos Sociales enterrara una propuesta de ley para que la mayoría de los feriados se trasladaran a lunes.
El expediente, tramitado bajo el expediente de Ley 24.274, buscaba que todos los feriados, a excepción del 1° de enero, Jueves y Viernes Santos, 1° de mayo, 15 de setiembre y 25 de diciembre se pasaran al lunes inmediato siguiente para su celebración y planteaba que el Día de la Madre fuera el lunes de la tercera semana de agosto de cada año.
Se esperaba generar un mayor disfrute familiar, además de intensificar la reactivación económica, en especial para el sector turismo.
No obstante, los legisladores consideraron que la iniciativa carecía de sustento técnico e hicieron alusión a valores cívicos y espirituales, que según dicen deben estar por encima de lo económico.
La decisión hizo reaccionar a la Cámara Nacional de Turismo (Canatur). Alegaron que la estrategia de establecer fines de semana largos ha sido exitosa y puede seguirlo siendo para efectos de apoyar sobre todo a pymes turísticas.
No es válido escudarse en temas meramente ideológicos para hacer a un lado una propuesta que beneficia a nuestra economía.
Esta actividad es vital por varias razones. Primero, el factor económico, pues se trata de una fuente crucial de ingresos. El turismo genera empleo directo e indirecto en sectores como la hostelería, transporte, entretenimiento, artesanía, entre otros.
También hay un factor cultural, pues fomenta el intercambio al permitir que personas de diferentes partes del mundo interactúen y aprendan sobre diversas tradiciones y estilos de vida.
Existe además un factor social, pues se puede desempeñar un papel importante en la conservación y preservación del patrimonio cultural y natural de una región.
Sobre el factor ambiental, aunque puede tener impactos negativos en el medioambiente si no es gestionado adecuadamente, el turismo sostenible promueve prácticas que protegen y conservan los recursos naturales.
Finalmente, vale destacar la promoción de la paz, porque el turismo puede contribuir a la estabilidad al fomentar el entendimiento mutuo y la cooperación entre naciones.
En resumen, esta no solo es una actividad económica significativa, sino que también juega un papel crucial en la promoción de la imagen del país y resulta esencial para el crecimiento de sus habitantes. Ojalá los diputados presenten una nueva propuesta y reconsideren su postura.