En las zonas periféricas del país, más de la mitad de sus ciudadanos no acudieron el pasado 3 de abril a emitir su voto y aproximadamente seis de cada diez de quienes sí lo hicieron marcaron -en la papeleta presidencial- su preferencia en la casilla correspondiente al candidato Rodrigo Chaves.
El alto abstencionismo de estas regiones evidencia la apatía y el escepticismo de una ciudadanía cansada y frustrada por el incumplimiento de las promesas que cada cuatro años les formulan los políticos de todos los partidos.
La confianza depositada mayoritariamente en un candidato sin trayectoria política es un acto de fe, de esperanza en que, a lo mejor, en esta oportunidad, por ser un candidato nuevo, no serán engañados ni defraudados y que sus votos finalmente serán retribuidos con la debida atención y pronta solución a las múltiples necesidades y problemas de sus comunidades.
En las provincias costeras de Guanacaste, Puntarenas y Limón y los cantones fronterizos de Los Chiles, Upala y San Carlos de Alajuela y Sarapiquí de Heredia, que conforman la periferia del país, Chaves ganó con una diferencia de aproximadamente 100 mil votos, que a la postre fue la diferencia que le dio el triunfo a nivel nacional, por lo que el compromiso del presidente electo con esos electores es innegable.
Las comunidades y los habitantes de esas zonas sufren el abandono sempiterno de los gobiernos y son las que menos de benefician de la riqueza que generamos como colectividad nacional.
Desde siempre, las inversiones públicas y privadas se han concentrado en las regiones centrales del país, produciendo un rezago y una desigualdad en los niveles de desarrollo económico y social de las zonas periféricas.
La población de esas comunidades enfrenta a diario la postración económica, el alto desempleo, la pobreza y lucha desesperadamente contra los flagelos de la drogadicción y la prostitución de sus jóvenes y la desnutrición de sus niños.
Los graves problemas de esas regiones son producto de la negligencia de las instituciones del Estado para elaborar planes y programas que favorezcan su desarrollo, para formular y ejecutar políticas públicas, de su incapacidad para concretar una mayor inversión pública en infraestructura, educación y salud, que permita promover y captar inversiones privadas para dinamizar la economía, generar empleos y reducir la pobreza. Es conveniente que el presidente electo se compenetre y se identifique con las necesidades de las regiones periféricas, que formule una estrategia para la atención de tan compleja problemática, que asuma una actitud pro activa para generar iniciativas y proyectos de relevancia y trascendencia que realmente potencien su desarrollo económico y social.
En otras ocasiones he sugerido el nombramiento de un ministro sin cartera o un comisionado presidencial dedicado exclusivamente a la coordinación interinstitucional de los recursos destinados a las zonas periféricas, a la búsqueda de cooperación internacional y a la dirección de un equipo multidisciplinario generador de ideas, planes y proyectos para el desarrollo de las regiones periféricas.
Creo que un funcionario de ese nivel es conveniente para poder conjugar los principales recursos políticos de esas comunidades con la voluntad política al más alto nivel, factor necesario para la puesta en marcha de iniciativas tendientes al desarrollo de esas zonas, razón por la que me permito reiterar esa sugerencia.
Ojalá que el presidente Chaves al final de su mandato pueda recibir el agradecimiento de los más de 300 mil electores de las zonas periféricas que con esperanza le dieron su voto y que de esa manera se pueda, en futuros procesos electorales, revertir la apatía del 50% que se abstuvieron.
*Exembajador