El desinterés de los ticos por la política salpica hasta el trabajo de las casas encuestadoras, fenómeno que se percibe con mayor fuerza en ese proceso electoral, así lo reconocieron a DIARIO EXTRA las firmas Unimer, Borge y Asociados, y CID-Gallup.
Para los primeros los salpica principalmente en la recolección de los datos, pues a la gente hasta le da pereza contestar, y por otro lado hasta podría aumentar el margen de error de un sondeo.
“Eso puede afectar el abstencionismo y la cantidad de personas que vayan a votar porque si hacés una encuesta de 1.200 personas que tiene un margen de error del 2,8%, los que van a votar a lo mejor son el 50% o menos, entonces el margen de error no es del 2,8% sino sobre esas 500 y 600 encuestas.
Aumenta el margen de error, entonces la cantidad de personas que finalmente votan puede incidir en el resultado”, explicó Esteban Álvarez, gerente de CID-Gallup.
El escenario político también les pone cuesta arriba el trabajo. Un claro ejemplo es la reciente convención del Partido Acción Ciudadana, para este caso tanto Unimer como CID-Gallup prefirieron abstenerse a revelar datos estadísticos.
Según alegan, es tan pequeña la tendencia “que estadísticamente no puedo decir nada válido”, explicó Carlos Paniagua, gerente de Unimer.
Los que revelaron una pregunta al respeto fueron Borge y Asociados, en la cual se registraba una mayor cantidad de votos para la precandidata Epsy Campbell, lo que puso nuevamente sobre el tapete la confianza en las encuestas.
“No es que la encuesta esté mala, midió un momento coyuntural”, respondió Víctor Borge ante los cuestionamientos.
Aseguró que los sondeos como cualquier instrumento de investigación “se pueden equivocar”, pero en este caso la pregunta se planteó cinco semanas antes de la convención, además fue una pregunta abierta, en la que no medían específicamente a los simpatizantes.
Fuera de este caso, Álvarez coincide en que en términos generales es un error ver las encuestas como un instrumente “predictivo”. Afirma que el fin de estas no es dar un pronóstico sino un diagnóstico, para él ese es un error recurrente que se comete en el país.
Por eso tanto él como el gerente de CID-Gallup coinciden en que la manipulación de los sondeos podría incidir en cómo se interpretan o manejan los datos por parte de terceros, pero no de la encuesta en sí.
Álvarez insiste en que la encuesta es una fotografía de un momento determinado y que “entre más cercana esté una encuesta del día de las elecciones, más oportunidad de que se comporten de la misma manera, pero aun así no lo garantiza”.