El año 2022 fue muy difícil para los costarricenses porque aún no se han superado los golpes de la pandemia y el año nuevo vislumbra retos muy importantes. No obstante, y pese a sucesos mundiales (guerras y crisis económicas), Costa Rica es una economía con perspectivas muy optimistas por la diversidad de su estructura.
Para el 2023 tenemos la oportunidad de construir un mejor país entre todos. Esto supone que el cambio no será de solo el gobierno o de un sector político. Las grandes transformaciones nacerán de los corazones y de las voluntades de todos los ciudadanos, que anhelamos un mejor país, justo y pujante.
El presidente actual fue elegido por la mayoría, en un momento de grandes demandas y expectativas. El trabajo encomendado fue claro: conducir las transformaciones que nos permitan ser una sociedad menos desigual, más cohesionada, en paz y con desarrollo, al servicio de cada hombre y mujer de la patria, ese es su compromiso.
Los costarricenses exigimos más capacidades y derechos para poder llevar adelante nuestros sueños. Exigimos más y mejores oportunidades de trabajo y emprendimiento para surgir. Exigimos una participación social y un funcionamiento de la democracia que corresponda con su dignidad de ciudadanos. Exigimos una convivencia social que brinde calidad de vida y protección y exigimos un país a la altura de nuestros esfuerzos y méritos.
Entre los retos más importantes que enfrenta Costa Rica sin lugar a dudas destaca el de debilitada confianza que existe en distintos planos políticos, sociales y económicos. No es un problema más; es el reto más profundo y transversal que hoy se enfrenta como país, y que debe ser atendido como prioridad del más alto nivel.
Jamás vamos a avanzar al ritmo suficiente, con la firmeza que se requiere, con la unión básica que debemos mantener como costarricenses, si no fortalecemos este principio elemental en los conceptos de nación, cohesión social, democracia y también economía de mercado. Un objetivo fundamental para lo que resta de este período presidencial, es regenerar la confianza en las instituciones del estado costarricense y de la sociedad. Es tiempo de construir una agenda de confianza, que inicie con el fortalecimiento de las instituciones del Estado de derecho y la gobernabilidad democrática.
Costa Rica requiere de una transformación estructural porque su desarrollo depende de instituciones modernas y eficientes, en todos los órdenes y poderes de gobierno: capacidad técnica y profesional, pero también solvencia en términos de legitimidad y credibilidad.
Está claro que se ha avanzado en algunos aspectos, pero todavía arrastramos una cultura crónica de ilegalidad, corrupción e impunidad en muchas áreas. Asimismo, debilidad o ausencia institucional en algunas otras, donde prospera la delincuencia y la inseguridad.
Finalmente, nuestro sistema político aún sostiene déficits en eficiencia, representatividad, participación ciudadana, transparencia y rendición de cuentas.
*Director Ejecutivo Asociación Salvemos el Río Pacuare