El alto desempleo y la precaria situación económica de las familias podría disparar los créditos conocidos como gota a gota.
Se trata de préstamos que se otorgan mediante canales informales de manera inmediata sin requisitos, ni fiadores, pero a tasas de usura.
Este modelo se ha copiado de Colombia y no se encuentra regulado en Costa Rica. La mayoría se hace a través de pagarés o contratos entre dos personas privadas.
Generalmente el pagaré solo menciona el monto de dinero que se presta y el rango de tiempo en que el deudor debe pagar. Sin embargo se cobran altos intereses de un 40% o 50% y después se presentaría el delito de extorsión e incluso amenazas con arma.
Lo que ocurre es que el deudor incluso puede cancelar el dinero del préstamo y después pueden seguir cobrándole intereses por meses.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) sospecha el dinero podría venir del lavado de dinero y la trata de personas.
Armando González, jefe de la Sección Delitos Varios, dijo a DIARIO EXTRA que existe la posibilidad de que se dispare este tipo de créditos.
“Quedará a criterio de cada persona si para enfrentar alguna eventual crisis económica decide acudir a instituciones financieras formales o prestamistas informales”, manifestó.
Explicó que no existe ninguna regulación que impida la práctica de los préstamos gota a gota.
“El prestar dinero se puede realizar libremente, pero como se ha venido repitiendo, el problema se inicia en el momento que el prestamista sin ningún tipo de control y regulación aumenta exponencialmente el monto de los intereses o de cuotas, de ahí que las personas acudan a la Fiscalía o el OIJ.
No obstante, de por medio existe una deuda económica entre las partes. No se puede achacar a un grupo específico de población o nacionalidad”, comentó.
De momento no se registra un incremento de denuncias, pero se pueden registrar más de 100 por año.
SE VUELVE ATRACTIVO AL
NO SOLICITAR REQUISITOS
El economista Daniel Suchar no tiene ninguna duda de que la demanda por este tipo de financiamiento subirá.
“Por razones obvias no todo del mundo va a tener acceso a créditos tan rápido y es ahí donde aparece esta gente (prestamistas)”, comentó.
Algo de lo que se aprovechan es que no solicitan requisitos a las personas y por eso esta opción se vuelve tan atractiva.
“¿Qué banco va a prestar dinero a una persona sin empleo? Mientras que los prestamistas informales solo piden la dirección y cédula”, agregó.
Sin embargo tenga mucho cuidado porque no todo lo que brilla es oro y se sabe que algunas personas se han suicidado por los métodos de cobro que aplican estas organizaciones.
El experto lo calificó como “sanguinario”, en el sentido que se vuelve prácticamente un acoso hacia el deudor. Incluso podría llegar a tocar a la familia y visitas a la casa o al trabajo de manera violenta y a horas no apropiadas.
Como en este trato entre partes no media contrato y no son préstamos regulados usted puede tener problemas a futuro.
De acuerdo con Suchar, se ha comprobado que estos préstamos crecen de la mano con las crisis. “La gente necesita un ingreso a la mano y rápido”, acotó.
Bernardo Alfaro, titular de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), espera que no prolifere este tipo de créditos ante la apertura que muestra el sector regulado, tanto a las adecuaciones de los préstamos como a mantener abierta la llave del crédito.
“Algunas entidades incluso han autorizado moratorias de principal e intereses, por dos o tres meses, sobre los créditos de consumo en general que corresponden a personas afectadas por la pandemia. Esto debería proporcionar el oxígeno suficiente a los deudores para superar el trance en tanto volvemos a la normalidad”, recalcó.
El superintendente añadió que una proporción muy alta de esos préstamos tiene un seguro de desempleo. Ese es un instrumento que puede resultar sumamente útil para superar la crisis, sin tener que recurrir a endeudarse con agiotistas que cobran intereses depredadores.
“Claramente este no es el momento para realizar gastos superfluos. Tenemos que concentrar el disponible, incluyendo obviamente el que resulte producto de las adecuaciones y moratorias, en aquellos gastos indispensables para cubrir las necesidades esenciales durante los dos o tres meses que puede durar el estado de aislamiento social en que nos encontramos”, finalizó.