Mientras la inflación acumulada lleva 11 meses consecutivos por debajo del 0%, el precio que pagan las familias por alquilar su vivienda tiene 14 meses seguidos creciendo.
En enero de 2023 la inflación, entendida como el crecimiento general de los precios, se encontraba en un 7,65%, mientras que los alquileres estaban en un 4,18%. Después de esa fecha los caminos de ambos rubros cambiaron diametralmente.
Por un lado, los precios cayeron al terreno negativo, pero los alquileres nunca bajaron del 3,55%. Por ejemplo, la inflación en 2024 se ha reducido en un 0,52%, por el contrario, el valor de los alquileres subió un 3,60%
Melizandro Quirós, director ejecutivo del Centro de Estudios del Negocio Financiero e Inmobiliario (Cenfi), planteó: “En este momento tenemos soluciones de vivienda muy caras y las familias no pueden comprarla, entonces tenemos una importante construcción de vivienda, pero el promedio de las familias no tiene acceso a ella”.
MUCHA DEMANDA
Y POCA OFERTA
Quirós asegura que el sector más afectado por este costo son los jóvenes y esto tiene varias vertientes.
La principal consiste en que las personas que apenas se incorporan al mercado laboral se encuentran en una situación un poco complicada para acceder a créditos de vivienda.
Además cada día las personas están posponiendo tener vivienda propia, lo que incrementa la cantidad de aquellas que demandan alquilar una.
Del lado de la oferta se observa una disminución en las construcciones destinadas al alquiler, principalmente el que está destinado para aquellas familias o personas jóvenes de ingresos medios.
“Hoy hay una oferta importante, pero esta llega a precios de más de $1.000, algo que no es razonable para muchas personas. Por eso vemos cada vez más el fenómeno del roomie, en el cual varias personas que no son familia alquilan juntos una vivienda y comparten el pago”, explicó Quirós.
Para el director ejecutivo del Cenfi los números presentan un tema interesante, que es el aumento de alquileres en el grupo de las personas más ricas y en el de las más pobres.
En el caso de las primeras parece una tendencia de gusto, pero en las segundas representa que cada vez menos las familias están accediendo a bonos de vivienda.