Blackburn. (AFP)- A una granjera británica se le ocurrió alquilar sus cabras para amenizar las aburridas reuniones por videollamada y encontró en esta idea descabellada una fuente inesperada de ingresos durante el confinamiento por el coronavirus.
Las cabras de orejas caídas miran con curiosidad cuando la granjera Dot McCarthy se acerca con su teléfono móvil para filmarlas comiendo heno o haciendo cabriolas en el establo.
El video de las cabras aparece en una llamada de Zoom en la que, al otro lado, tres participantes sonríen mientras McCarthy les va diciendo los nombres de los animales.
Al mismo tiempo un empleado de la granja, que filma otra cabrita, participa en otra videollamada.
El precio del servicio ofrecido por Cronkshaw Farm, granja ubicada en Lancashire, en el noroeste de Inglaterra, es de 5 libras ($7 dólares o €6) por 5 minutos en cualquier plataforma de videollamada.
Los clientes pueden elegir entre siete cabras de la granja, que van desde la veterana Margaret hasta la pequeña Lulú, de pelaje marrón y blanco, a la que empiezan a salirle los cuernos.
\”Digamos que tienen una videollamada de trabajo o una llamada familiar muy larga que se vuelve aburrida. Hacen una reserva para que una cabra se una a ustedes y ver si sus compañeros de trabajo se dan cuenta\”, explica la granjera.