La canasta básica alimentaria cuesta en las zonas rurales ¢50.905, mientras que en las urbanas ¢60.697. Esto significa ¢9.792 más barata en el campo que en la ciudad.
Así lo plantea el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de junio de 2024, que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
De acuerdo con esos datos, 11 de los 17 grupos de productos alimentarios que monitorea dicha institución son más caros en las ciudades, mientras que 5 lo son en el campo y de uno no hay datos del promedio en zonas rurales.
Entre los bienes que los citadinos pagan más caros están lácteos (¢701), carne (¢1.476), pollo (¢511), embutidos (¢527), pan y galletas (¢2.546), y huevos (¢743).
Mientras tanto, entre aquellos por los cuales los habitantes de zonas rurales pagan más están las bebidas no alcohólicas (¢675), azúcar (¢531), leguminosas (¢247), hortalizas (¢71), cereales (¢41) y otros alimentos (¢61).
RAZONES DE LA DIFERENCIA
Para Daniela Córdoba, investigadora del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica (UCR), “básicamente tiene que ver con los requerimientos nutricionales (calorías) y la cantidad de bienes que se consideran en la canasta urbana y en la rural, de ahí que tengan costos distintos”.
Además recordó que tanto el INEC como el Ministerio de Salud han hecho investigaciones que refuerzan esta hipótesis.
Por su parte, Luis Oviedo, economista de la UCR, dijo que “hay dos razones por las que esto ocurre. La primera es que por lo general el costo de vida en las zonas rurales tiende a ser más barato que en las ciudades. La segunda se debe a que hay muchos productos que localmente se consiguen a un mejor precio. Allí están las granjas, las fincas, entre otras.
Las personas de las ciudades tienen que asumir costos como la cadena de transporte, intermediarios, distribuidores, empacado y comercializado. Mientras tanto, los habitantes de zonas más campestres pueden comprar directamente al productor en muchos casos.
Esto explica, por ejemplo, que bienes procesados como las bebidas no alcohólicas sean más caras en el campo que en la ciudad. Estas terminan siendo en su mayoría producidas en zonas urbanas y los costos de transporte operan a la inversa, o sea, terminan afectando a los consumidores rurales.
PRECIO DE CANASTA BÁSICA NO
SIGNIFICA MENOS POBREZA
A pesar de que las zonas rurales comer es más barato que en la ciudad, la cantidad de personas por debajo de la línea de pobreza, según el INEC, es del 26,4%, mientras que en las ciudades la estadística baja al 20,1%.
Oviedo explica esta diferencia en que, aunque el costo de los alimentos en zonas rurales sea un 17% más barato que en las urbanas, los ingresos de sus habitantes son un 40% menores que los de los citadinos.
Esto termina compensando sobremanera el menor gasto, por lo que la economía de las familias rurales tiende a ser más complicada que las de aquellas que viven en la ciudad.