Al parecer durante la visita del presidente Rodrigo Chaves hicieron redadas para invisibilizarle al gobernante parte del rostro social de Guanacaste.
Aun así, el mandatario observó, en la otra cara de la moneda, la radiante felicidad desbordada por los cientos de niños(as), que encontraron en la figura de Chaves a un nuevo \”papá\”, que se prestó a los selfis, la mueca jocosa, el saludo juvenil, el diálogo corto, la sonrisa carcajeante y el fino humor. En lenguaje coloquial: \”se los echó a la bolsa\” a todos.
Pues bien, no sé si le comentaron a don Rodrigo que esos cientos de escolares con los que compartió en la Escuela Aplicación Alba Ocampo, en Liberia, no cuentan con un gimnasio donde recibir las clases de Educación Física y actividades recreativas. Sabe qué, Presidente, desde hace medio siglo pulsean esa obra, según me soplaron \”Las morocochas\”.
El centro educativo reúne diariamente en sus aulas a más de 1.000 estudiantes, que reciben esa educación bajo soles abrasadores o lluvias pertinaces. La institución cuenta con un buen espacio donde construir el gimnasio escolar, que ayudaría también a generarle fondos a la institución.
En este periplo provincial el gobernante bailó, observó el \”sobaqueo bailarín\” de la ministra de Cultura, voló pala, cabalgó en un \”sangrino\” y hasta les metió la espuela a los diputados(as). Igualmente sembró la semilla de la esperanza y del compromiso en un pueblo que lo recibió en su algarabía como el \”mesías\” y que también sabe sacar la \”cincha\” cuando se siente vacilado. Chaves en Guanacaste vio la felicidad de los escolares, que hoy encuentran sustento en los comedores estudiantiles, y de gente joven y adulta que tiene fe ciega puesta en él, aunque el futuro laboral para algunos sea incierto en una región urgente de reactivarse con inversión y empleo.
Esperamos la llegada de mejores tiempos después del raudal de esperanzas sembradas en esta gira presidencial, que Dios quiera nos lleve a celebrar con bombos y platillos el Bicentenario de la Anexión, y no que nos resulte al final un \”juego de chapitas\”, como ocurrió en otras administraciones, que prometieron, prometieron y prometieron…
Al menos en \”La Trifulca\”, un grupo de liberianos(as) reunidos bajo ese nombre, confían alrededor del sopón de carne, hecho a la leña, que el Presidente de la República cumpla su palabra y que ojalá el próximo año la Municipalidad engalane con banderas la capital guanacasteca, otrora centro de júbilo festivo en tan magna fecha.