Los fideicomisos financieros son una figura cada vez más utilizada como medio para el refinanciamiento o dación de crédito, sin embargo, muchas veces, las personas se inclinan por utilizarlos sin conocerla a fondo.
La Defensoría de Apoyo al Deudor (Defade) lanzó una alerta para que los usuarios tengan cuidado a la hora de contratar productos financieros sin leer la letra menuda.
Esto por cuanto el instrumento se ofrece a los deudores costarricenses como un medio para el rescate de créditos hipotecarios, pero se podría convertir en un arma de doble filo.
“Los fideicomisos financieros son una figura legal mediante la que se realiza el traspaso de una propiedad (casa) a una sociedad fiduciaria, utilizando un contrato. El documento, además, contiene una serie de términos del financiamiento y le otorga los derechos de la propiedad al cliente una vez que esté cancelado el crédito,” manifestó Stephanie Portugués, asesora legal y vocera de Defade.
Añadió que, luego de las crisis del 2008, los fideicomisos financieros se consolidaron como una alternativa de financiación no tradicional, ante la escasez de créditos y las altas tasas de interés.
“El objetivo de los fideicomisos es la titulización de activos y surgió como una opción atractiva para los inversores institucionales que buscaban mejores tasas de rendimiento acotando o limitando el riesgo”, explicó.
Este tipo de fideicomiso suele usarse para transformar activos no líquidos en activos líquidos y tradicionalmente parte de su éxito radica en que se utiliza o la banca lo ofrece para que las empresas o personas físicas puedan disminuir sus costos de operación y, además, para mejorar la liquidez”.
EN ALZA
“Hemos visto en los últimos días un incremento del uso de esta figura en nuestros clientes. Hay que entender que los fideicomisos son una nueva modalidad de financiamiento y readecuación para los deudores, pero, a la vez, es un arma de doble filo. Lo que pasa es que los tipos de estos contratos tienen características y efectos diferentes a los que tiene un crédito hipotecario”, dijo la experta.
Parte del problema es que, en el caso de la hipoteca, ante un incumplimiento, se debe de llevar todo un trámite judicial que puede ser muy extenso, de muchos años incluso, y en el caso del fideicomiso pueden sacar a los habitantes de un bien inmueble (casa u oficina) sin mediar ningún proceso judicial y en tan sólo diez días posterior a la notificación del no pago de la obligación.
“Tenemos varios casos en que esos contratos llevan a que los deudores pierdan sus bienes, sin poder mediar ya”, señaló Portugués.
En Costa Rica, los créditos relacionados a construcción, compra y reparación de inmuebles se mantuvieron relativamente estancados el año pasado, por debajo de los ¢1,5 billones.
Para mayo de ese mismo año, la variación fue de apenas un 0,75%, según datos de la Superintendencia de Entidades Financieras (Sugef).