Costa Rica experimenta la tasa de mortalidad infantil (TMI) más alta de los últimos 10 años, con aproximadamente 11 fallecimientos de menores de un año por cada 1.000 nacimientos, problemática que preocupa a los expertos, ya que la mayoría (73%) se generan durante los primeros 28 días de vida.
Para Felipe Segreda, pediatra neonatólogo, esta situación se puede estar dando, debido a que durante los años de pandemia por covid-19, la capacitación del personal de salud en contacto con recién nacidos fue limitada.
Por ello, se redujeron los cursos de reanimación neonatal impartidos, tanto en el sector público como el privado.
“Este entrenamiento es fundamental, porque asegura una intervención oportuna cuando se presentan situaciones críticas en los primeros días del nacimiento y pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte”, explicó.
Además, detalla que la principal causa de los fallecimientos se debe a la prematuridad extrema, es decir, cuando un bebé nace antes de que se completen las 28 semanas de embarazo.
Ya que las situaciones críticas que pueden presentarse posteriormente demandan una intervención médica oportuna, para aumentar las posibilidades de sobrevida y reducir el riesgo de discapacidad.
Así como la asfixia perinatal, situación que se genera cuando un recién nacido no recibe suficiente oxígeno o flujo sanguíneo antes, durante o después del parto.
Datos del INEC revelan que de cada cada 1.000 nacimientos, mueren nueve en los últimos tres años.