Daca. (AFP) – Cientos de miles de bangladesíes se manifestaron para exigir la dimisión de la primera ministra, Sheikh Hasina. En una de las jornadas más violentas que vive ese país del sudeste asiático, murieron 77 personas.
Las protestas se iniciaron en julio para denunciar las politizadas cuotas de admisión que beneficiarían a los hijos de militares. Así, cientos se han tirado a las calles y de acuerdo con reportes policiales, el número total de muertos se eleva a 283.
De la jornada del fin de semana, hay “al menos 14 policías caídos”, señaló el portavoz del cuerpo armado, Kamrul Ahsan, añadiendo que 300 agentes resultaron heridos.
Según las autoridades, “los terroristas atacaron la comisaría y mataron a 11 policías” en la localidad de Enayetpur, en el noreste.
En tanto, miles de personas, muchas armadas con palos abarrotaron la céntrica plaza Shahbagh de Daca y se produjeron batallas callejeras en varios lugares de la capital, así como en otras ciudades importantes, informó la policía.
“Hubo enfrentamientos entre estudiantes y hombres del partido en el poder”, declaró a la AFP el inspector de policía Al Helal. Otro agente, que pidió no ser identificado, declaró que Daca “se convirtió en un campo de batalla”, declaró el subinspector general Bijoy Basak.
En varios casos, los soldados y la policía no intervinieron para frenar las protestas, a diferencia de las manifestaciones del mes pasado, que acabaron repetidamente en represiones mortales.
“La violencia espantosa en Bangladesh debe cesar. Temo mucho por nuevas pérdidas humanas y más destrucciones”, afirmó el domingo por la noche el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, en comunicado.
Periodistas de la AFP afirmaron que, al anochecer, se escucharon continuos disparos de armas de fuego, mientras los manifestantes desafiaban el toque de queda impuesto en todo el país. El acceso a internet móvil sigue fuertemente limitado.
PIDE SALIDA
Un respetado exjefe del ejército exigió al gobierno que retirara las tropas y permitiera las protestas, lo que constituye un reproche enormemente simbólico a Hasina.
“Pedimos al gobierno en funciones que retire inmediatamente las fuerzas armadas de la calle”, indicó Ikbal Karim Bhuiyan en una declaración conjunta con otros exoficiales de alto rango, en la que condenaba “atroces asesinatos, torturas, desapariciones y detenciones masivas”.
Grupos de derechos humanos acusan a su gobierno de utilizar indebidamente las instituciones del Estado para afianzarse en el poder y acabar con la oposición, entre otras formas, mediante ejecuciones extrajudiciales.