La vida en Limón nunca ha sido fácil para un alto porcentaje de sus habitantes, quienes tienen que luchar ante la falta de empleo, seguridad y hasta la discriminación, lo cual les hace mirar hacia otros rumbos.
Son muchos los casos de caribeños que dejan la costumbre de estar en un pueblo humilde con amigos, que son hermanos, y familias unidas, para ir a cumplir sueños a la Gran Área Metropolitana (GAM).
Esas hazañas y luchas fueron resumidas en varios casos recopilados por DIARIO EXTRA como conmemoración del Día de la Cultura Afrocostarricense.
“Soy gerente en Sistemas de Amazon. Es difícil porque lo primero que me dijeron fue: ‘córtate las mechas’, yo tenía trenzas, acá nadie me iba a contratar. Son estereotipos, al negro lo tienen mal pintado”, comentó el limonense Irving Wells.
Algunos pierden a sus papás, mamás o hermanos por estar envueltos en un ambiente oscuro, como la venta de drogas o vinculaciones con pandillas narcos, lo que les hace ver San José como alternativa para escapar del caos.
No obstante, la mayoría de los limonenses que dan el paso de alejarse de la bella provincia, no olvidan su cultura y llevan un poquito de ella a sus nuevos hogares o lugares de trabajo.
SUEÑO SIQUIRREÑO
Joshua Plummer
Nació en las cercanías del centro de Siquirres y tiene 28 años, desde niño se propuso dejar el pueblo para convertirse en ingeniero ambiental, carrera que está por culminar en el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC).
“Hay que luchar por los sueños, ese debe ser el principal motivo para uno salir de la provincia. Desde niño mi mamá me dijo que la educación es la mejor agenda que uno puede tener en la vida”, acotó.
Junto a la nostalgia de estudiar lejos de sus seres queridos, el futuro ingeniero ambiental no pierde su cultura afrodescendiente, principalmente en el tema gastronómico.
“Es algo complicado, tuve que alejarme de mi mamá y papá, venirme a vivir solo prácticamente a Cartago, pero hay veces que me pongo a cocinar y así recordar un poco del bello Caribe, así me siento como si estuviera allá”, reveló.
DE BARRIO A AMAZON
Irving Wells
Tiene 34 años y dejó Limón para convertirse en ingeniero de Sistemas, proviene de un barrio humilde llamado Siglo XXI, a un kilómetro del estadio Juan Gobán, donde creció bajo el impulso de una mamá empleada de la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva).
Hace 15 años aprobó un examen para ingresar a una universidad pública y hoy posee un puesto de gerencia en la reconocida compañía Amazon.
“Culturalmente es el choque más grande, recuerdo venir vestido diferente, es una tendencia diferente. La gente ya te ve como raro, uno llegaba a una parada de buses y decía: ‘buenas’ y no te dan bola, era complejo.
Soy hijo de una madre soltera, que trabaja en Japdeva, eso es lo que más costó. Vivía en un entorno donde estaba mi mamá y abuela, es una familia muy unida, soy quien soy por mi madre, era la proveedora de la casa. Me exigió entrar a la universidad pública y entré a la UCR”, expresó.
El limonense de sangre asegura que vivir allá no es fácil y ocupan de mucho apoyo para salir adelante.
“En Limón nadie tiene la receta del progreso, no hay inversión, nadie cree en Limón. Al limonense le está costando, solo viniendo a la capital”, sentenció.
CRIO A 6 HERMANOS
Johnny Scott
Aunque no nació en Limón, muchos lo conocen por su arte culinario caribeño (tiene un restaurante en Heredia) o por entrenar talentos en el fútbol. Le tocó asumir un rol de vida complicado en su vida.
Tiene 50 años, cuando cumplió 23 falleció Sandra Scott, su madre, una limonense, y le tocó criar prácticamente a seis hermanos con sangre caribeña, lo cual no fue fácil al estar solo, porque tuvo una vida de calle en la capital.
Le tocó centrarse y buscar trabajo, pese a la discriminación o complicaciones que se presentaron por su color de piel.
“Ahora todos están bien, el esfuerzo que hice me lleva a ver que ninguno está en drogas, no andan en malos pasos. Siempre unidos, aunque con diferencias normales, pasamos hablando y los aconsejo.
La vida en San José, cuando hay arraigo afrodescendiente, cuesta, no es fácil, pero tampoco es imposible. Es fácil meterse a vender drogas, la parte más difícil es salir, cuando te metiste no puedes salir”, manifestó.