El nivel de violencia que se vive en el país también afecta el comportamiento de los menores, pero no solo en el hogar sino también en los centros de estudio, esto sin mencionar los efectos que ocasionan los videojuegos y series televisivas, de acuerdo con declaraciones del criminólogo educativo Jasón Madrigal.
Prueba de ello es que en lo que va del año escolar se han ejecutado al menos 100 agresiones entre alumnos dentro y fuera de los centros educativos, de acuerdo con estadísticas de la Contraloría de Derechos Estudiantiles del Ministerio de Educación Pública (MEP).
Cabe recordar que, a una semana de haber iniciado el año escolar, se registraron al menos cuatro casos de violencia entre estudiantes.
Uno de ellos se hizo viral en redes sociales porque mediante un video se observaba a dos adolescentes que terminaron en una riña a puños, aparentemente tras salir de clases, en Cartago.
En varias situaciones de estas se ha evidenciado cómo otros compañeros participan rodeando a los alumnos que se agreden a golpes, incitándolos a seguir peleando en vez de separarlos.
Estos conflictos entre menores han llegado al extremo de que madres de familia se vean involucradas y hayan cometido acciones que ponen en riesgo vidas en el entorno estudiantil.
Tal es el caso reciente en que dos mujeres fueron detenidas y posteriormente puestas en libertad luego de ejecutar detonaciones con un arma no letal frente al Liceo de Aserrí.
Este caso se originó, según Juan Carlos Quesada, director de dicho centro educativo, luego de que dos estudiantes se pelearan dentro de las instalaciones, lo cual, según él, pasa a menudo en las instituciones.
“Se pelean, se traen a la dirección y se les aplica el artículo 156 del Reglamento de evaluación, el cual dicta que se deben mandar para la casa 10 días. No es suspensión, se llama inasistencia. Se llama a las mamás de las estudiantes para que vengan y retiren a las muchachitas. Esta señora viene muy alterada, supuestamente medicada, viene muy enojada y empieza a gritar que tenemos retenida a la chiquita”, declaró.
Según el director, ellos intentaron tranquilizarla, le dijeron que ya no estaba retenida y la habían llamado para que se la llevara.
“La señora sale del portón brava y me comenta un auxiliar administrativo que estaba ahí que la señora le pidió el arma a una persona que venía con ella, quien se la dio y empezó a disparar al aire. Creo que disparó como seis veces.
Llamamos a la Policía y se activó el protocolo. Los oficiales siguieron a la señora hasta el parque y ahí la retuvieron. Esa es la versión que tenemos en el colegio”, agregó.
A 45 CASOS PARA
IGUALAR 2023
Es importante destacar que el índice de agresiones entre alumnos dentro y fuera de los centros de estudios ha aumentado exponencialmente en lo que va de 2024, de acuerdo con los datos de la Contraloría de Derechos Estudiantiles.
Las cifras de este año podrían superar las de 2023, cuando se registraron 145 agresiones entre alumnos a nivel nacional, es decir que el país ya se encuentra a 45 casos de igualar esta estadística y aún quedan al menos 6 meses más de clases.
En conversación con el especialista en Criminología Educativa Jasón Madrigal, señaló que las peleas estudiantiles o situaciones violentas en instituciones educativas siempre han existido y que en la actualidad la diferencia es la frecuencia con que se presentan.
“Podemos hablar de los factores endógenos y exógenos que influyen en esta lamentable situación, que van desde la violencia mediática como retos virales, narconovelas y juegos de video realistas y violentos”, explicó el experto a DIARIO EXTRA.
De igual manera agregó que la violencia social actual como las peleas en carreteras, pleitos entre mujeres y hombres, que se propagan de manera viral y van normalizando la conducta desviada y violenta, también profundizan este tipo de acciones en los menores.
Por otro lado, Madrigal refirió que aparte de eso existen aspectos que no se pueden obviar en estos casos, como la de violencia en la situación actual con relación al narcotráfico y el sicariato, pues las organizaciones criminales han puesto su mirada en la población más vulnerable.